El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

jueves, 19 de noviembre de 2009

Ritmo de carrera, ritmo de carrera, pero... ¿qué ritmo?

Ayer escribía "plácidamente instalado en la semana 15". Al final hice el entreno que tocaba, no anticipé el fartlek de 8k. Y como tocaban 15k a ritmo de carrera, pues allí que me marqué un entreno garboso después del trabajo: hacía una noche estupenda para correr y allí que me fui por los cerros de Úbeda -la cabra tira al monte y, al final, se acaba confundiendo la supuesta y debida placidez de la penúltima semana con un rodaje progresivo con marchilla a un promedio de 4'22''x km. Confundir el culo con las témporas o las churras con las merinas: el ritmo de carrera con el tempo.
Pero es que las sensaciones van bien y eso es que, en general, la cosa va también bien: o mal, según se mire. Mal porque me asaltan las dudas: si puedo hacer un rodaje de 15 km a ese ritmo y con cierta comodidad, ¿a qué puedo aspirar en Donosti?. Mejor dicho, ¿a qué debo aspirar? Ese ritmo me pondría bastante por debajo de 3 horas 15'. Un buen caramelo después de tantas semanas de sacrificio. Pero claro, la imagen de un posible pinchazo en el estreno en la distancia me corta bastante el rollito. Y no es para menos; después de más de tres meses con esta religión a cuestas, cualquier prudencia es poca.
Bueno, pues eso: hoy me toca el último entreno serio de la preparación: una pirámide de fartlek de 8 kms. A partir de hoy, todo los entrenamientos no son fisiólogicamente asimilables de cara al día 29. A partir de dentro de un ratillo, quedan sólo kilómetros de relleno para estirar las piernas y para aplacar la incertidumbre. Seguiremos simulando esa supuesta placidez y, por qué no, aspirando a ella. Saludos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario