Semana compleja la que termina. He visto morir a una mujer buena donde las haya. He vuelto a comprobar lo puta que es la vida. He visto sufrimiento. He visto dolor. He visto a mucha gente llorar y he llorado yo mismo. He visto... Con tanta cosa negativa, siempre acabo pensando si esto del deporte y de mis neuras triatléticas no son un capricho, una especie de exacerbado complejo de Peter Pan que da esquinazo a las cosas verdaderamente importantes de la vida. No es la primera vez que lo pienso y, como otras veces, vuelvo a reafirmarme: el deporte ayuda a soportar el dolor y a disfrutar más de las alegrías; el deporte, para quienes lo practicamos con regularidad, no es una frivolidad, es parte de lo que somos y nos ayuda a ser mejores, tanto en lo bueno como en lo malo.
Explicado eso, más cambios: dentro de unos pocos días, dejaré Almería y me instalaré en la sierra de Madrid a pasar el verano -vienen cambios en los entrenamientos, algunos positivos (entrenar en altura, circuitos estupendos para correr), otros no tanto (falta de una piscina en condiciones, tráfico brutal en las carreteras). Más cambios todavía: en estos últimos días he pasado de ser aspirante a triatleta a ser aprendiz de triatleta. Es casi lo mismo pero, no nos engañemos, hay muchos matices diferentes en ambas definiciones. La verdad es que, como he repetido varias veces en los últimos días (ya sabéis lo pesado que soy y lo que repito las cosas), lo bueno empieza ahora. Lo bueno consiste en seguir entrenando seriamente la bici, el agua; seguir manteniéndome en carrera a pie. Lo bueno consiste en, claro está, llegar al fin del mundo, como reza el título de este blog, porque lo de Almería ya está conseguido. Me intriga mucho lo que pasará a partir de ahora en ese camino que me lleve al fin del mundo; lo que tengo claro es que quiero seguir con esto y que la historia del triatlón, más que un objetivo es, precisamente, ese camino; si hace un par de semanas decía que el sprint del domingo pasado sería la prueba de fuego que me diría si estaba instalado en un capricho pasajero o en un cambio hacia un estilo de vida muy concreto, ahora lo tengo claro. Quiero seguir con esto. Quiero hacer otro sprint lo antes posible. Quiero preparar un olímpico a corto plazo también. Los proyectos a medio o largo plazo, de momento, me los callo por más que sean evidentes. Me ilusiona el proyecto. No me da miedo. Y si hay algo que me intimida en todo esto, miro las fotos del tri de Almería y me tranquilizo.Miro la foto esta de aquí abajo y me digo: tú tranquilo, que tú puedes.
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"...es parte de lo que somos y nos ayuda a ser mejores"
ResponderEliminarObvio que quieres seguir con esto, es lo tuyo, está claro!!
De todo lo malo se puede sacar algo bueno...
Gracias por hacernos reflexionar contigo y por compartir tu motivación y energía :)
un besazo!!
Lucía