El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

domingo, 29 de mayo de 2011

Tres deportes y tropecientas disciplinas: consejos de un novato en el triatlón

Para empezar esta entrada, una aclaración: no sé si tan siquiera puedo considerarme todavía novato en esto del triatlón, por lo que el título y mis pretensiones pueden parecer un poco excesivas. Pero bueno, no es momento de sacar la tan traída y llevada distinción entre ser triatleta y hacer triatlones -eso lo dejo para otro momento. Ahora toca otra cosa; y es que llevo tiempo dándole vueltas a la cabeza a este tema y por fin esta noche, después de una semana interesante y ajetreada, se me ocurre hacer esta entrada de cosas que he aprendido en los últimos meses, casi años, sobre esto de los deportes de resistencia y el arte de combinarlos en la coctelera del triatlón. Se habla de disciplinas del triatlón: lo normal es considerar tres. Hay quien considera que existe una cuarta disciplina, la de las transiciones. Bueno, voy a darle la vuelta a todo esto: prefiero considerar el tema como una suma de tres deportes y considerar lo de las transiciones como un arte. Como no estoy en condiciones de hablar de este último arte y como hablar de los tres deportes está bastante trillado, puede ser interesante que os comente las cuatro disciplinas adicionales que creo imprescindible en esto del triatlón, quizás en todos los deportes de resistencia.
1. Una buena organización y una buena planificación del tiempo. Entrenar tres deportes; intentar mejorar en todo; integrar las partes en el todo; planificar semanas, ciclos, meses, un año, una temporada: elegir pruebas, objetivos y competiciones; aprovechar la semana y exprimirla hasta la última hora. Todo ello condimentado con la necesidad de descanso. Sí, no sólo suena difícil: sobre el terreno, es difícil. Hay que hacer un esfuerzo por mantener las cosas en su debida perspectiva y puede que os funcione el truco que a mí me suele funcionar: para evitar agobios en esto del entrenamiento hay que vivir al día. Es decir, hay que pensar en lo que toca hoy. Tener claro que mañana tocará más, pero ir por partes, centrarnos en lo de hoy, en lo de ahora -otro truco infalible: pensar que todo esto se hace por gusto... Últimos trucos infalibles: visualizarse terminando el entreno y sentirse el rey del Mambo por correr a horas intempestivas como las 11.30 de la noche o más...
La cuestión esta de la planificación tiene una dificultad añadida: para hacer deportes de resistencia y triatlón es necesaria una colección de vestimenta y de artilugios variados que entran también en esto del orden y de la organización. Artilugios que van desde unas simples gafas de nadar a un pulsómetro, pasando por culottes, maillots, monos, neopreno, bici, zapas de correr y de ciclismo, calcetines varios... Organizar la indumentaria, lavarla, clasificarla, mantenerla a punto... Todo con el agravante de que, cuanto más caro es un elemento de esa equipación (una bici, un neopreno), más difícil es cuidarlo y mantenerlo a punto. En fin, algo que no hay que perder de vista.
2. Una buena alimentación. Una de las enormes ventajas de esto de hacer deporte es que, si quieres, puedes aprender mucho sobre alimentación. Si te tomas en serio el deporte, acabas comiendo sano. Tan sano que, por ejemplo, mi doctora se asombra de mis niveles de colesterol en mis análisis anuales. Tan sano que uno acaba dando asco. Que si evitar grasas hidrogenadas, que si alimentación biológica, que si huevos del 0, que si todo tipo de antioxidantes naturales (tés de todos los estilos, rooibos, frutas de todos los colores), que si cereales y panes integrales. Que si poco alcohol, que si sólo cerveza y vino y en pocas cantidades. En fin, que acaba uno para que le den un Grammy a la Guay-Alimentación. Todo esto puede parecer una tontería pero no lo es: si uno no cuida lo que come, uno no da de sí lo que puede dar de sí. Somos lo que comemos y, por lo menos en mi caso, estoy contento de comer sano. Hay multitud de libros sobre el tema: recomiendo a Nancy Clark y su Nutrición para deportistas (editorial Desnivel).
3. Una mente abierta y enormes ganas de aprender. El deportista de resistencia, el aspirante a triatleta o el triatleta consumado (esto último lo supongo) no sólo aprende sobre alimentación. En este terreno aprendemos sobre tantas cosas que es preciso tener una mente muy abierta y tener muchas, muchísimas, ganas de aprender. Eso significa ser humilde, empezar desde cero en muchas ocasiones, estar dispuesto a leer, a escuchar, a observar. Tantas cosas he aprendido en los últimos años... Desde qué es un pull-buoy hasta cuáles son las gafas preferidas en el mundo del triatlón; desde cómo no ponerse un neopreno hasta cómo ponerselo. Tantas cosas: que una bici de carretera no tiene nada que ver con una bici normal (no es lo mismo una burra, que una cabra, que una flaca...); que ir enganchado a los pedales tiene su misterio y su aquél y, por qué no, su peligro; que no se usan las mismas zapas para correr rápido que para entrenar a diario; que el cuerpo necesita descanso (no mucho, pero algo sí); que no está todavía muy claro por qué hacemos esto pero que lo seguimos intentando e intentando... Tantas cosas: y lo más importante -si uno sigue un itinerario de años en esto de los deportes de resistencia, si tiene la mente abierta y ganas de aprender, acabará aprendiendo mucho sobre uno mismo. Y esto es quizás lo mejor de todo.
4. Una buena red social. Llámalo club, llámalos conocidos, llámalos amigos, llámalos contactos, llámalos grupo, llámalos locos que corren o hacen triatlón. Esta disciplina es, quizás, la más difícil de conseguir. La más difícil pero tan impresncindible como las otras tres. Sin gente que conozca de qué va el tema, sin gente que te aconseje, que te escuche, que te anime, que te dé sugerencias e ideas, esto se convierte en una larguísima travesía del desierto. Además, si no dispones de gente a tu alrededor con intereses similares, tus familiares, amistades normales, compañeros de trabajo, acabarán hartos de tus charlas sobre el tema deportivo por lo que podrían acabar contratando a un portero de discoteca que te rompa la boca... De todos modos, imprescindible también que ellos, aunque no estén dentro de este mundillo, sepan qué haces, por qué lo haces, y a qué aspiras. Sin su cariño, sin su comprensión, sin su apoyo logístico, la larga travesía del desierto se hará aun más larga y polvorienta.
Bueno, ahí lo dejo hoy. Termino con las cifras de la semana:

10 sesiones de entrenamiento: 10 horas 05 minutos (sin contar estiramientos, pesas, abdos)
Swim: 4 sesiones, total 6600 m (dos sesiones en el mar, dos sesiones de piscina con técnica)
Run: 3 sesiones, total 36 km (ritmos interesantes, 4'35''-4'41''-4'40'',  sin pretenderlo, es lo que tiene picarse...)
Bike: 2 salidas, total 103 kms (ritmos lentos pero desniveles curiosos; subida a los Úbeda y subida a los Baños)


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