Ufff. Ni más, ni menos: un mes me queda para mi debut en un triatlón de verdad... Y hay muchas preguntas en el tintero del blog: quien me conozca o haya leído unas cuantas entradas de este blog sabrá que soy propenso en exceso a la reflexión, a las dudas y a lo de comerme el tarro. Yo preocupado por mi primer sprint y la gente por ahí haciendo larga distancia como si fuera la cosa más natural del mundo. Yo preocupado por entrenar correctamente y meter un número prudente de horas y la gente normal a mi alrededor preocupados por otras cosas más normales: hijos, descanso en el sofá, familia, la vida. ¿Tiene sentido embarcarse en proyectos como este en el que me he embarcado o me estoy embarcando?
Supongo que sí: la respuesta la tendré más clara dentro de un mes. Entonces sabré si esto es un capricho pasajero o, definitivamente, un elemento importante en mi estilo de vida. Esta noche, mientras miles de personas están movilizadas y acampadas pidiendo cambios en nuestra vida política, mientras muestran su indignación, yo os muestro mis dudas ilusionadas y una foto de un talismán particular que me ha acompañado durante los últimos meses: la foto es de una pegatina que representa el triatlón -está en la parte trasera de un coche que veía todos los días que subía andando al trabajo. Me hacía ilusión verlo antes de llegar a la Escuela: y creo que tuvo su función. Me inscribí en el Triatlón Ciudad de Almería y el coche cambió de sitio -no lo volví a ver; menos mal que tuve la precaución de hacer una foto de la imagen-talismán. Menuda entrada rara que me ha salido.
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