La semana pasada terminó estupendamente: 51 kms de carrera a pie; tampoco es una distancia para tirar cohetes, pero ahí estuve con mi pirámide de fartlek y un rodaje a ritmo (a 4'32' el mil, creo que salió). Ahí estuve con un rodaje un poquito más largo, de 15 kms. Ahí estuve con un par de sesiones de piscina: 3100 metros en total. Tal como digo, nada para tirar cohetes, pero conseguí ahuyentar un principio de catarro.
Pues bien, esta semana la cosa va de bajón. Entre tanta lluvia, tanto día gris, tanto viento, tanta humedad, al final el catarro o virus de las 24 horas o lo que fuera me dejó ayer KO total. El lunes me había tomado el día de descanso completo -me fui andando a la escuela, me pasé la tarde haciendo exámenes orales y cogí tanto frío de estar sentado que, al volver a casa, opté por cenar apoyado contra el radiador. Así, como suena.
Ayer martes me levanté como pude a desayunar y, a mitad del desayuno, me fui al sofá a seguir durmiendo. Me encontraba fatal. Fatal y sin ganas de comer, cosa que, en mí, roza lo paranormal. Bueno, pasé la tarde haciendo más exámenes orales y me fui entonando. Parece que hoy me encuentro mejor; bien, diría yo. No creo que deba darle más importancia pero supongo que los últimos meses y los distintos frentes familiares no me están ayudando mucho a descansar y a estar relajado. Creo que, con proyectos de actividad física exigentes, el descanso es imprescindible. Así que me propongo, a partir de ahora, ser exigente en cuanto a la cantidad y calidad de mi descanso -propósito de enmienda: dormir bien al menos 8 horas todos los días. Espero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario