El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

martes, 6 de abril de 2010

Un proyecto de triatleta en el Parque Polvoranca: estado de la cuestión y recta final a la Media Maratón de Málaga

Aquí vuelvo. Después de una exageración de días sin entrar por aquí, retomo el blog: vuelve el proyecto de triatleta con uno de sus títulos de entrada en plan pretencioso y todo. Ha empezado ya el mes de abril; terminó marzo con las vacaciones de Semana Santa en Madrid, con el taller de Inmersión Total también en Madrid y con 236 kms acumulados en todo el mes. Kilómetros de carrera a pie, se sobreentiende, que este proyecto de triatleta está todavía en plena etapa runner. Terminó marzo así en plan balance, en plan examen de conciencia y en plan proyectos de mejora. Bueno, aquí van tres pilares básicos de lo que he reflexionado en mi etapa off-line.
En primer lugar, la carrera a pie va bien. Aprovechando la estancia en Madrid y el regusto amargo que el taller de Inmersión Total me pudo dejar, me marqué un montón de kilómetros en Alcorcón. Me encanta el Parque Polvoranca y la verdad es que estos días, con esos contrastes de nubes, claros, vientos directos de la nieve de la sierra, me ha hecho disfrutar mucho. 8 días en Madrid: 5 días de rodajes variaditos, 76 kms (qué locura). Ahí es nada, entre lagunas que han vuelto a aparecer por este invierno de lluvias, me jugué la penúltima semana antes de Málaga en plan kamikaze. Dos días de velocidad, con buenas pirámides de fartlek (almenas las llama alguna gente), rodajes relax, tirada larga. En fin, de todo. El domingo pasado me volví para Almería y me marqué 8 kms mediterráneos totales y redondos: redondo también el número de kilómetros con que cerré la semana (70, nada mal). Esta semana, llevo dos días de descanso y asimilación: tengo previsto hacer un par de rodajitos (8 y 10 kms) y, a partir del jueves, más descanso. A ver el domingo qué pasa. A veces me digo que no tiene sentido ser tan competitivo y estar tan metido en el rollo de querer bajar marca. Otras veces, la mayoría, me digo que me hace mucha ilusión poder seguir bajando marcas.
Bueno, continuamos con las reflexiones: la segunda se refiere a la natación. El curso-taller de Inmersión Total me pareción un tanto decepcionante. Una exageración de euros para pasar un mogollón de frío en una piscina muy mal climatizada y acabar dándome cuenta de que la única solución para avanzar es hacer ejercicios de técnica. El monitor-instructor tampoco pasará a los anales de la natación ni por su afán didáctico ni por su capacidad para motivar. Puntos buenos: la filmación de mi estilo (o, mejor dicho, de mi ausencia de estilo) y el análisis de errores. Que si muevo los brazos en plan molino, que si estoy muy tenso, que si poco rolido, que demasiada frecuencia de brazada para nada... En fin, estáis frente a un nadador del montón tirando a malo muy malo. Luego está que las propuestas de TI pueden ser buenas para gente de esta que tiene la inteligencia corporal-kinética a flor de piel. Creo que no es mi caso. Y ayer, ya de vuelta en las Almadrabillas, tuve unas malas sensaciones terribles: una mezcla de intento de crol tradicional con crol TI que me ha ralentizado aún más y que tiene mis recorridos neuronales totalmente despistados. Eso sí, voy en plan tranquilo por el agua sin chapotear y sin armar ruido, que, al fin y al cabo, es uno de los objetivos del método TI. Como un barco al que le hiciera falta un motor fuera borda. Conclusión: la natación, regular tirando a mal.
Tercera reflexión: pues sí -lo habéis adivinado... Toca hablar de la bici. Tanto dar vueltas, que si no me merece la pena meterme en semejante embolao, que qué hago yo ahora en plan ciclista de carretera, que cómo me voy a gastar una pasta gansa en una bici nueva... Tanto dar vueltas para acabar de tiendas de bicis ayer. Para acabar pensando que me hace una ilusión tremenda empezar algo otra vez desde cero. La duda ahora: ¿Trek o Specialized?

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