martes, 20 de abril de 2010
Una bandada de flamencos, recuperación de Málaga y otros asuntos tri
Mejorar mi marca en la Media de Málaga me dejó un poco tocado. No tanto física como mentalmente. Entre unas cosas y otras, la semana pasada pasó con cinco días de descanso casi total: digo casi total porque aproveché para comenzar un plan de puesta en forma ciclista. El caso es no parar. Como este es el blog de un futuro triatleta os actualizo un poco en cada una de las tres disciplinas.
A ver, ya que estoy con lo de la media maratón, comienzo con la carrera a pie. Hacer una media a 3'58'' cansa. Es lo que me ha dejado claro esta semana pasada: y, como decía arriba, no tanto en lo físico -creo que, una vez cumplido el objetivo (y cumplido está con creces) queda el tema del ¿ahora qué? Bueno, en mi caso, la respuesta a corto plazo es simple: ahora tocan los 10 kms del Puerto de Almería. Bajar o no bajar marca otra vez, esa es la cuestión. La verdad que tampoco me preocupa demasiado; sin embargo, si os cuento la planificación me diréis que tanto pensar y planificar será para algo. La semana pasada descansé de correr de lunes a viernes: además de que no me lo pedía el cuerpo, esa era la planificación, descansar para asimilar. En el fondo es tomarse la Media de Málaga (mi gran objetivo de la temporada) como un entreno de cara a los 10k del Puerto. En fin, qué enrevesado somos los deportistas... Al final, el sábado salí a hacer 10 km relajados -tirando de un cuerpo que todavía no quería: todo tiene su recompensa y, por el Camino de Ribera, vivimos uno de esos encuentros runner en la tercera fase que te hacen valorar aun más esto del correr. Ahí que vimos una inmensa nube rosa, una bandada de flamencos que iban camino de Cabo de Gata y que, tonterías de uno, parecían como una especie de buen presagio para futuras carreras. El domingo, para no dejar a los flamencos en entredicho, tocó tirada larga: 18 kms a 4'50 y tantos que se dieron bien, esta vez amenizados por un arco iris y por un chaparrón primaveral. En principio, la tirada larga tiene su por qué: si haces una tirada larga una semana después de una carrera te ayuda a mantener y consolidar la forma de tu última carrera. ¿Será verdad?
Pasando al siguiente asunto, el ciclismo, hay novedades: la primera, que sigo con la cabeza como un tambor con mi decisión de comprarme una bici de carretera (una flaca o burra, en el argot ciclista). ¿Trek o Specialized? ¿Trek 2.3 o Trek 2.5? ¿Shimano 105 o Shimano Ultegra? Peor que cuando me compré mi casa... La segunda novedad: estoy siguiendo un programa, en concreto el iniciados 1 del libro En forma con la bicicleta, un libro conciso y útil que, sin duda, me ayudará a llegar al Tourmalet si hace falta. Bueno, pues la semana pasada fue la semana 1: me tocaban 4 salidas, hice 3 al final. Son salidas cortitas al principio para ir construyendo una base de resistencia y kilometraje. Por curiosidad, el jueves hice 16.5k, el sábado 18.3 y el domingo 22.5, unos 57 kms en total a los que hay que sumar los habituales 6 diarios de ida y vuelta al trabajo. Yo y mi aparatosa MTB por calles y carreteras, todo un espectáculo.
Bueno, pues llegamos al tercer asunto: el agua. O sea, la natación. En blanco desde hace un montón de días. El curso-taller de Inmersión Total más que animarme y motivarme me desmotivó sobremanera. Anoche, por fin, volví a la piscina. Con sorpresa incluida: no sé ni cuántos metros hice (se me olvidó el gadget cuenta vueltas). La primera mitad con malas sensaciones. De repente, a partir de la mitad de la sesión, comienzo a notar algo raro: las baldosas de la piscina se mueven más rápido de lo normal. En realidad, se mueven rápido. Intento evaluar sobre la marcha qué me está pasando: ¿me está abduciendo una versión almadrabillera del espíritu de Phelps? No, más bien noto que estoy sincronizando la patada con el impulso de cada una de las caderas. Los brazos tan de puta pena en el recobro como siempre, pero la patada y las caderas mejor, mucho mejor. Bueno, eso fue anoche. Ya os contaré pronto sobre mi próxima sesión de piscina que, por lo menos, me quedé con buen sabor de boca y con ganas de seguir usando mis gafas nuevas Speedo. Hala, me toca desayunar.
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