lunes, 12 de abril de 2010
XX Media Maratón de Málaga: ritos, retos y la satisfacción de ser chico sub 1h24'
Después de dormir como un niño pequeño estoy ya casi preparado para escribir la crónica de la Media de Málaga. Crónica y reflexiones variadas, que cuando a mí me da por reflexionar... Y es que este fin de semana me ha dado fuerte por constatar todo lo que el deporte popular y las carreras tienen de rito: si a alguien le interesa este tema, que la antropología ha estudiado con cierta profundidad, que lea Ritos y rituales contemporáneos de Martine Segalen, una lecturita amena que puede ayudar a cualquier runner a ver las cosas desde otro punto de vista. Porque a todo el mundo le queda claro lo que la carrera a pie y las carreras tienen de reto personal pero quizás no llegamos a ver de manera tan clara lo que tienen de rito. Me explico: creo que no somos lo suficientemente conscientes de que corremos y repetimos carreras para tener la ilusión de que todo sigue igual. Los ritos son celebraciones, la mayoría de las veces, públicas, en que se celebra la vida y la continuidad de la vida. Así, corremos, nos atamos las zapas y nos inscribimos en carreras porque nos gusta correr, porque destilamos endorfinas, porque sí, pero también porque a través de ciertas prácticas repetidas y compartidas, vislumbramos la ilusión de que la vida es cíclica y, a su manera, eterna. Es decir, como nos podemos apuntar a carreras que funcionan siempre de la misma manera (inscripción, recogida de dorsal, costumbres personales de cada cual, calentamiento, salida, llegada a meta, entrega del chip...), nos hacemos la ilusión de que esto será así siempre y llegamos a pensar que la vida se mantiene intacta de una carrera a otra y de un año a otro.
Bueno, esto se intensifica cuando uno casi hace de una carrera su carrera fetiche y el objetivo de todos sus retos personales. Ahora, rito y reto se entrecruzan y animan un poco el cotarro. Eso es lo que me pasa a mí con Málaga, vamos, con la Media Maratón de Málaga... La corro año tras año y bajo mi marca año tras año. Hago del reto un rito. Un rito que me permite pensar que sigo vivo y que la vida (aunque este año es radicalmente distinto al pasado, aunque ya no está una persona a la que solía contarle todos estos rollos) sigue también viva.
Bueno, pues el fin de semana se ha desarrollado siguiendo el guión del rito: estancia en Málaga, paseos, tapitas en La Campana, visitas a la Tetería, compras de la noche del viernes en el super del Corte Inglés para el desayuno pre-carrera, el mismo hotel, los mismos nervios. Este año había un cambio de guión: la Media Maratón de Málaga no salía de Carranque sino del Estadio de Atletismo. A bote pronto, la localización un poco incómoda, allí donde Cristo perdió el gorro, camino de Torremolinos y casi en el aeropuerto. Después la cosa no es tan complicada y cogiendo el autobús se llega sin problemas y tal. Lo peor de los cambios no es la salida y llegada al nuevo estadio, que, además es muy bonito, sino el cambio de recorrido: han quitado la parte más bonita de la carrera, ya no se corre por el Paseo Marítimo Pablo Picasso hasta los Baños del Carmen ni tampoco por el Parque y la Alameda. Ahora el recorrido son dos vueltas por el Paseo Marítimo nuevo: todo llano, eso sí.
Pocos cambios más en el guión del rito-reto: ahí que llegamos Simón y yo al susodicho estadio con tiempo suficiente para estirar y calentar. Hace una mañana rara, nublada y con algo de levante. Guardarropas, hacer pis, estirar, calentar y a meterse al redil. El del dúo Sacapuntas anima la salida y ahí que dan el disparo de siempre. Comienza la parte más divertida y reflexiva del rito. Ahora te quedan 21,097 kms para medirte, para retarte, para comprobar si todo lo que has hecho ha merecido la pena. Bueno, mi idea, mi reto para este año es bajar de 1h25' y mejorar mi marca. Así que suena el disparo de salida y tengo claro que tengo que adelantar gente como sea: esto es tonto el último y como no me quite de encima cientos de personas en los dos primeros kilómetros soy hombre muerto. Pues eso, me dedico a pasar globos, el de 1h45', el de 1h40', el de 1h35', el de 1h30'. Ya no veo más globos: o no hay, o los han retirado o se me ha nublado la vista.
El resto es mantener ritmo. Van cayendo kilómetros por ese recorrido nuevo que peca de aburrido; la segunda pasada por el Paseo Marítimo se hace eterna. Paso el km 10 en 39' y poco. Paso el km 15 en menos de una hora. Creo que me voy manteniendo al mismo ritmo: 3'50 y tantos el mil. Queda cada vez menos y no me encuentro mal: a partir del km 18 voy sufriendo un poco pero básicamente me encuentro entero. De piernas más o menos bien, de cardio, bien. Km 19. El estadio. Km 20: me permito ir con cierto garbo. Voy a bajar de 1h25'. Lo veo claro. Entro en el estadio y aprieto lo que me permiten las fuerzas. Veo que, si me esfuerzo un poquito, bajo de 1h24''. Apretón final (sería muy pretencioso llamarlo sprint final) y ahí estoy: según mi reloj entro en meta en 1h23'57''. Tiempo oficial: 1h23'58''; puesto 312 en la general y 67 en mi categoría, con un promedio de 3'58'' por km. He bajado mi tiempo en 1 minuto y 21 segundos. He cumplido mi reto: he entrenado con cabeza estos meses, he metido velocidad de manera más sistemática, el trail de Cabo de Gata justo un mes antes, la ilusión, he acumulado kilómetros, todo me ha ayudado. Y otro año más: Málaga no me ha fallado y me ha permitido mejorar mi marca. Se ha cumplido el rito: sí, ha pasado un año pero me encuentro igual de bien que el año pasado o incluso mejor.
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Muy buena la entrada. Acabo de leer a Segalen y su planteamiento es revelador para entender la función de los rituales como instrumentos de agregación en las sociedades urbanas contemporáneas.
ResponderEliminarNo he visto que lo diga expresamente, pero todo apunta a que ella misma es maratoniana.
Enhorabuena por la marca y mucho ánimo para los tri.
Gracias por la enhorabuena y los ánimos, Commedia. La verdad que cuando se contempla el deporte popular desde una perspectiva antropológica se entienden muchas de las cosas que suceden en carreras, en entrenos y en nuestras cabezas... Un saludo.
ResponderEliminarEse eres tú, un reto hecho rito, me ha encantado leerla y que conste que lo he hecho aconsejada por nuestra Mª José.
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