El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

miércoles, 25 de abril de 2012

Deporte reflexivo: afinando la cabeza para Fuente Álamo

Dentro de los distintos enfoques personales que voy conociendo en esto de la práctica deportiva,  me inclino sin duda por el enfoque reflexivo. Será que en los años de trabajo en formación del profesorado tuve la suerte de conocer la corriente de  práctica reflexiva que tanto me influyó: ya sabéis, análisis, detección de necesidades, plan de acción, ejecución y evaluación... Y vuelta a empezar, claro está. Puede que sea también porque soy de letras y no de ciencias; porque he estudiado Antropología; porque me gusta darle vueltas a las cosas. Ni idea. El caso es que me incluyo entre ese colectivo de deportistas que, además de hacer deporte, usan su tiempo de actividad física no sólo para disfrutar del entorno y de las sensaciones (eso sería más que nada enfoque místico) sino para pensar. Sí, eso que a veces no hacemos con mucha frecuencia por falta de tiempo. Creo que los entrenamientos (las competiciones, a veces) nos dan una oportunidad increíble para estar con nosotros mismos y para concebir y madurar ideas domésticas, personales, profesionales...
Pero el enfoque reflexivo va mucho más allá: aunque desde enero me lleva los entrenos el míster, David Martínez, no he dejado de concebir la actividad física y mi acercamiento al triatlón como un proceso de análisis, autoconocimiento y  mejora personal en que mis reflexiones y calentamientos de cascos son una parte integral y básica de esos entrenamientos. Vale, cada semana tengo los entrenamientos en el correo, pero no por ello dejo de hacerme las preguntas de antes e intento buscar las respuestas o la inspiración para empezar a contestarlas en mi cabeza, en lecturas, en internet, en otros blogs o en lo que veo por ahí. Preguntas del estilo de ¿hasta dónde podré llegar? ¿para qué hago esto? ¿cuánto durará mi camino hacia mi primer Ironman? ¿por qué es tan puñeteramente complicado mejorar en el agua? ¿hasta qué edad estaré compitiendo? ¿a qué edad se dejan de mejorar tiempos? son clásicos en mi cabeza reflexiva. En cuanto a las respuestas, poco a poco las piezas van encontrándose unas a otras -hoy la inspiración ha llegado, mientras estiraba, de un señor de 79 años que vive en mi barrio y que corre. Me ha contado que corrió los 10 kms del Puerto y que los disfrutó mucho. También me ha contado que sigue con ese puntito de pundonor en que le molesta que no en todas las carreras haya categoría específica para su edad por lo que se ve en el saco de los veteranos sin más. Da gusto ver que a los 79 años todavía importa competir. ¿Más inspiración similar? La de María, mi compañera del Club Bahía: una señora de 84 años que nada casi todas las tardes con más ilusión que yo...
Bueno, perdonen ustedes toda la literatura -después de la semana pasada (semana de carga que terminé con 9h30' de entrenos que culminaron en una transición bici+carrera divertidísima porque se me olvidó quitarme el casco y corrí 6 kms con él puesto, yo y mis despistes), esta ha tocado de compensacion precompetición; y las semanas tranquilas tienen eso -activamos el modo reflexión. Lo de precompetición es porque el sábado se abre mi segunda temporada de triatlones -Fuente Álamo (el triatlón de los triatletas, vaya tela) me espera. ¿Objetivo? Supongo que inaugurar mi segunda temporada tri y disfrutar. Si además hago un tiempo decente (que no tengo idea cuál puede ser en ese triatlón), mejor.
Aquí nos quedamos hoy. Compensando y reflexionando.
There we go!

1 comentario:

  1. Ya verás como vienes de Fuente Alamo con un buen resultado, ¿cómo va esa biciii?, mucha suerte y no te olvides de disfrutar.

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