Entrando ya en la segunda semana en la sierra de Madrid, convendría hacer balance de la primera, que terminó con 8 horas 10' de entrenamientos: cuatro sesiones de piscina para 7600 metros y cinco sesiones de carrera a pie para 55,6 kms -todo ello sin contar las sesiones diarias de estiramientos, abdominales y pesas que no meto en Movescount. Por cierto, cada vez me gusta más Movescount de Suunto para almacenar entrenos: la nueva herramienta de resumen que han puesto es genial y te permite comparar semanas por intensidades, horas, actividades y todo lo que a uno se le ocurra. Pero bueno, ya estoy yéndome por las ramas -se trataba de hacer balance y a eso voy: contento de estar haciendo cuestas y de estar corriendo a ritmos relativamente buenos con muchísima facilidad. Hace unos años, los primeros días que entrenaba por aquí, recién llegado de Almería, me costaba unos cuantos días de rodajes a pulsaciones exageradas: este año, cosas de la edad o del entreno acumulado, estoy con las pulsaciones super controladas y, lo que es mejor, disfrutando tela marinera del terreno. Dentro del terreno incluyo tanto los caminos de tierra, como el paisaje, como la altura, como los pinos y el resto de vegetación, que, este año tras un invierno de muchas lluvias, está pletórica. Bueno, buen balance para la carrera -además hacía varias semanas que, entre unas cosas y otras, no llegaba a ese kilometraje. Kilometraje que, por otro lado, antes de triatlonear, era el normal en todas mis semanas: in illo tempore en que uno era feliz haciendo tan sólo cuatro sesiones de carrera a pie, sin más... Qué sencillo era todo, parece mentira.
Siguiendo con el balance, entramos en el capítulo agua: balance agridulce esta vez. Afortunado por haber encontrado una buena piscina cubierta a tan sólo 7 kms de aquí; un poco contrariado porque no acabo de despegar. Sí, he bajado mi tiempo en 1000m en 46'' en tres meses; he mejorado un poco la técnica, pero... Pero algo debe pasar cuando no consigo dar el salto definitivo, bajar de los 1'50'' y tantos en 100m, de los 22' y pico en 1000m. Supongo que tengo que tener paciencia y tengo que seguir metiendo metros -y, la verdad, metros meto. La semana pasada, 7600. Hoy, sin ir más lejos, 2100 metros -creo que la sesión de más distancia que he hecho nunca en el agua: muy cómodo, con mucho fondo, pero muy lento...
Seguimos haciendo balance: bicicleta, suspenso. Como siga así, me queda la asignatura completa para septiembre. No encuentro el momento culotte, esa sensación de querer vestirte y ponerte las Sidi y tirar p'alante: carretera y manta... No lo encuentro porque me intimida sobremanera el tráfico de la zona: supongo que es cuestión de romper el hielo y empezar a aprovecharme de lo que hay por aquí -cuestas interesantes, puertos con renombre, vistas preciosas... Todo ello, aderezado con muchos coches...
Por lo demás, supongo que ya es hora de que hable del título de la entrada: el sábado toca carrera nocturna por las dehesas de Collado. Se trata de promocionar el yacimiento romano que descubrieron hace unos pocos años y que han puesto en valor. Miaccum era la población romana que existió en la dehesa y, alrededor de la posada y termas que han excavado, haremos la carrera. Frontal necesario para disfrutar de unos caminos agradables pero con un terreno muy apropiado para romperse la crisma. Como uno de los objetivos de la carrera (aparte de hacer negocio, como la mayor parte de eventos deportivos organizados en los últimos años) es la promoción y celebración del yacimiento, los disfraces en plan romano son bienvenidos... Aquí el aprendiz de triatleta pasa de disfraces y hará la carrera en plan indumentaria runner de siempre. Ahí nos quedamos hoy.
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