Se terminó febrero. Y como hace tantos días que no actualizo por aquí, hay una lista de titulares y noticias en espera que no sé ni cómo administrar... Tampoco es para tanto, así que, al lío: terminó febrero con buenos números. 229 kms de carrera a pie. 21500 metros de piscina. Y, noticia de las noticias, 37,3 kms testimoniales de bici de carretera. Sí, ayer, tras meses de inmerecido olvido en el cuarto de invitados, desempolvé mi Trek: buenas sensaciones y la confirmación de que las cosas que se aprenden, no se suelen olvidar. Como novedad ciclista: el sensor de cadencia me ha abierto una nueva visión de lo que supone entrenar (bien) en bici de carretera. En cinco minutos comprendí lo que dicen los libros y los artículos de internet y las fuentes más variadas: que la cosa no consiste en ir a plato con el piñón pequeño sin más. La cosa consiste en ir a una buena cadencia y, ayer me di cuenta, me faltan muchos kilómetros para poder ir todo el rato con el plato grande y el piñón pequeño a 80 y tantas o 90 rpm. En fin. Lo que hace la tecnología.
Por lo demás, la semana pasada comenzaron los entrenamientos específicos y con chicha para la Media Maratón de Málaga: nada mal la cosa. Las semanas que quedan hasta el 10 de abril, pintarán de la siguiente manera en lo que a carrera a pie se refiere:
1 día facilito sin pretensiones, llámese de recuperación o como ustedes quieran.
2 días de velocidad, uno de tempo progresivo y otro de fartlek en pirámide
1 tirada larga a ritmo facilón pero con algo de garbo
Así, la semana pasada salieron 54 kms en total: el martes, 12 kms con pirámide de fartlek 1', 2', 3', 4', 6', 4', 3', 2', 1' (promedio de 4'19''x kms, con las zonas de la pirámide a ritmos de entre 3'35'' a 3'50'' y recuperaciones al trote); el jueves, 12 kms recuperación a 4'54''; el viernes, tempo progresivo gracioso: 12 kms a 4'16''; el domingo, 18 kms a 4'55'', con los últimos kilómetros un poco más vivos. En fin, cómo me gusta correr.
Y bueno, ahora toca el agua, que para algo he titulado la entrada así, como pez en el agua. Os preguntaréis si ha ocurrido algún tipo de milagro que haya cambiado repentinamente mi estilo, mi técnica y mis tiempos en la piscina. La respuesta es no, pero claro, todo se andará. O se está andando ya. Desde la semana pasada me están ayudando formalmente con la técnica y he pasado de nadar sin más y de meter pull a troche y moche a entrar a la piscina con ejercicios de técnica y con un plan. Espero que, por fin, todo esto me lleve a algún sitio. La cosa pinta así: 2 días de ejercicios, drills y metros planificados; un día a mi bola; un cuarto día con el entrenador-monitor. De momento es pronto para notar mejoras, supongo, pero al menos creo que he cambiado de óptica y quizás estoy ganando algo de confianza en mis posibilidades. Hoy, por ejemplo, era mi día a mi bola: como me encantan las pirámides, me he improvisado 1700 metros a la egipcia (100m, 200m, 300m, 500m, 300m, 200m, 100m, con recuperaciones de un minuto entre sets). Bueno, pues eso: espero que el bellísimo pez de la foto (que está hecha en la playa del Zapillo) sea un buen amuleto para mis largos.
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