El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

jueves, 11 de abril de 2013

Previo de Elche-Arenales 2013: mariposas en el estómago mar adentro


A por la primera boya! En San Francisco, no en Elche
Me gustaría ser un triatleta de esos que no tienen miedo al mar ni a las olas. Un triatleta de verdad. Un triatleta sólido. Empezar la tritemporada 2013 con un medio IM, así, por todo lo alto, a todo estrozo, tiene mucha miga. Quizás hubo un error de cálculo o quizás tuve, al planificar con entusiasmo (también cuidadosamente, eso sí) todo el calendario una especie de espejismo -creo que hubo mucho de esto: a principios de año todavía tenía un montón de esperanzas sobre mi mejora y confianza en el agua. Lo mismo tendría que haber sido más realista y haber optado por algo más llevadero, un sprint con solera como Fuenteálamo, sin más. Lo que debería haber sido y lo que es, o está a punto de ser. La realidad y el deseo. Juas.
El caso es que, a tres días de Elche y tras haber medio superado un amargo bache en que me he planteado dejar Elche e incluso el triatlón por una temporada, siento una cierta ilusión, no lo puedo negar. Estoy a punto de hacer o intentar hacer uno de los triatlones con más tradición y más ambiente de España. Un triatlón en el que se trata bien al triatleta y en el que los triatletas importamos. Vale. Todo eso está muy bien. Testimonios de expertos me aseguran que es un MD fácil, con un recorrido fácil y con un mar que no suele estar agitado. Vale. Todo eso está estupendo. Más testimonios de expertos me aseguran que es un triatlón para pasarlo bien y disfrutar y para dejarse llevar por el tri-espíritu. Vale, vale. Estupendo.
Aun así, además de esa ilusión, tengo una colonia de mariposas dando vueltas por el estómago: en otras palabras más llanas, tengo un canguele importante (por no decir galopante). Y es que  llevo días (y con el subconsciente, probablemente semanas) pensando en esa segunda boya a 550m de la costa: vamos, al ladito de Menorca. Esto pone de manifiesto que mi manera de entender la natación en aguas abiertas (especialmente en el mar) sólo puede ser calificada como de principiante absoluto. Sin duda, ganar confianza en el mar es una de mis urgencias si es que quiero continuar con todo esto. De hecho, una de las ideas que el domingo me puede animar a echarme al agua con alegría es pensar que esa boya a 550 metros de la orilla es una especie de rito de paso para evolucionar y seguir con esto. Así que, a bordo de  páginas web con animaciones de olas y de vientos y de temperaturas del água (internet es el paraíso de los frikis de todos los estilos), me sorprendo pensando que esto habrá que intentarlo -que no queda otra y que el domingo tocará un madrugón de muerte (mi salida es a las 8 de la mañana, por lo que tendré que levantarme a las 5.30 o antes) y mucha fortaleza mental con el mantra boya-boya-boya dando vueltas en la cabeza.
Volviendo al principio de la entrada: a veces, sólo a veces, también me gustaría ser un triatleta de los que no expresan (al menos de manera tan expuesta y tan abierta) sus emociones. Este enfoque tan emocional del triatlón en un espacio público como un blog no creo que me favorezca mucho de cara a la galería del tri. Exponerse de esta manera, con algunas luces y con tantas sombras, es un tanto atípico y desentona en el mundillo, donde se estilan más otros postureos (cómo se ha puesto de moda esta palabra en el deporte) que el andar llorando por las ciberesquinas. Lo sé. Es por eso que, a menudo, me pregunto de dónde salen los lectores de este blog: creo que, del mundo del triatlón, debe salir tan sólo un porcentaje mínimo. A propósito de todo esto, el otro día me sorprendió un comentario de una amiga virtual de Twitter -Nayra me daba las gracias por escribir aquí y me comentó que estaba sobrecogida porque mi honestidad desarma. Eso de presentarme tal y como soy, con esas luces y sombras, es algo que, desde el principio he hecho en el blog. Me gusta seguir con este enfoque deportivo intimista con el que otra amiga, Carmen,  calificó Triatloneando. Y sí, me encanta escribir de manera honesta sobre lo que pienso y siento y me encanta abordar el tri como un proceso de evolución personal. Pero aun así, me hace gracia pensar lo que el mainstream del triatlón pensará si se encuentra con estas entradas tan retorcidamente emocionales. Cerramos el previo con unas preguntas curiosas: ¿es Triatloneando un blog de triatlón? ¿ha servido alguna vez de algo desde el punto de vista deportivo o de entrenamientos? ¿son los lectores de estas entradas triatletas o deportistas? Y, una muy importante y con mucha retranca: ¿se puede ser triatleta sintiendo tanto canguele al pensar que la segunda boya de Elche está medio kilómetro mar adentro?
P.S. Obvio una pregunta por evidente: ¿sabe el aprendiz de triatleta a lo que se expone emocional y deportivamente el domingo?

4 comentarios:

  1. Hola David,
    Ayer estuve peleándome con el móbil para escribirte un comentario y fue imposible, o sea que hoy, ya desde un ordenador, espero acordarme de lo que quería decirte.
    Primero darle la razón a Nayra, es verdad que tu honestidad desarma, no conozco más tri-bloguers que vayan dándose públicamente palos en la cabeza con las dificultades que les plantea un triatlón, pero que sepas que no eres un bicho raro. A mi también me cuesta montones lo de nadar en un tri. Bueno, en mi caso el problema son los primeros metros, una vez estoy menos rodeado de gente, me adapto bien al mar y disfruto de la travesía, sea cual sea la distancia que me separe de la boya. Pero, no sé, parece que te marcas grandes objetivos demasiado pronto. Yo soy de los de ir adquiriendo experiencias en triatlones sprint y olímpicos antes de preparar o mientras preparo un half. No soy de los de atacar grandes metas enseguida. No tengo prisa por alcanzarlas. Creo que el entrenamiento lo es todo, y igual que puedes acabar un maratón sin entrenarla excesivamente, no es lo mismo que acabarla habiéndola preparado debidamente.
    Un saludo, te voy siguiendo.

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  2. Gracias por el comentario y por leerme, Jordi. He procurado ir avanzando etapas gradualmente en esto del triatlón -si termino Elche, será mi 12º tri y dará comienzo mi tercera termporada. Antes de lanzarme a mi primer MD en octubre pasado hice dos olímpicos... Pero claro, lo mismo debería haberme instalado en sprints y olímpicos durante un tiempo más largo y luego ya tirar... Me llaman la atención todos esos runners que se estrenan con un maratón o triatletas que se lanzan al IM sin haber pasado por otras etapas. Pero bueno: lo mío creo que no es tanto un problema de etapas o de entrenamiento como de 'nadar mal' y, además, tener poquísima confianza en mi natación. Eso dificulta un poco el inicio de un tri, si es en el mar mucho más. En cuanto a lo de la honestidad, es cuestión de cada uno. Entre tanto blog que son un mero ejercicio de imagen y/o de publicidad, este parece más un ejercicio de psicoanálisis, pero a mi me ayuda mucho expresarme así para continuar y para encontrarle aun más sentido a los entrenos y a lo que hago. Ha sido escribiendo cuando, muchas veces, me he dado cuenta de que realmente el triatlón es algo importante para mí. :-) Saludos y, de nuevo, gracias por comentar y por leer.

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  3. Vamos David!!!!
    Estoy esperando que me confirmes que el cangüelo se ha quedado atrás!!!!!
    Ya tendremos tiempo de quejarnos despues de pasar el arco de meta!!!!
    Un abrazo muy fuerte, y te espero no en Elche, sino en la REpsol para irnos todos juntos!!!

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  4. No serías tú sin ese canguelo, que en el fondo es un "tengo que superarme" continuamente.
    No importa donde este esa dichosa boya que seguro que llegas y eso es lo malo, que cuando la alcances, empezarás a plantearte que Menorca está a tu alcance.

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