Aquí va una entrada de urgencia. Una entrada que llevo planeando durante días. Una entrada que se ha hecho de rogar. Una entrada que llevo madurando desde el Maratón de Málaga y que, por unas cosas o por otras, no ha llegado antes. Por no estar madura. Por no tener tiempo. Por no tener Internet ahora mismo. Hoy, tras la comida de Año Nuevo, no podía dejarlo más. Bueno, pues la urgencia es decir alto y claro: Feliz Año 2011. Que los kilómetros y la fuerza nos acompañen.
Las reflexiones las planteo en forma de preguntas, algunas con respuesta obvia y otras sin respuesta definitiva. ¿Existe vida después del Maratón? ¿Será 2011 el año de mi primer sprint? ¿Por qué me he empeñado en usar Saucony cuando las Asics GT2150 son tan estupendas? ¿Por qué se mete la gente que no sabe nadar nada, nada, en las calles rápidas de las piscinas? ¿Será sólo para hacer verdad el refrán ese de que en el país de los ciegos el tuerto es el rey? ¿Por qué nos empeñamos en hacer las cosas más difíciles de lo que son? ¿Por qué nos duele tanto romper los ritos, los planes, los calendarios -por qué me sentí tan desorientado ayer, día 31, al no poder correr la San Silvestre de Getafe? ¿Por qué, aun teniendo a mi madre ingresada en el hospital, no deja uno de pensar en correr o nadar o meditar sobre estos temas?
Bueno dejo el turno de preguntas y actualizo rápidamente: ayer terminó 2010. A mis espaldas, 2630 kms de carrera a pie, una bici de carretera que volverá a rodar por el asfalto en pocos días y que me ha dado mis primeras experiencias en el asfalto, mi segundo maratón. Mi mejor marca en media. Mi mejor marca en 10k. Ilusiones, proyectos y dudas. Muchas dudas. Esto último no es novedad,que soy yo un triatleta en proyecto muy dado a las dudas y a la reflexión. Sin embargo, quizás he terminado el año con la balanza más inclinada hacia el platillo de las dudas: el ver a mis padres tan mayores, tan vulnerables; el pasar la Nochevieja con mi madre ingresada en el hospital (mejorando, pero todavía ahí); el ver tantas escenas de dolor y ruina física en el hospital. Todo eso me ha hecho hacerme la pregunta: ¿merece todo esto la pena? ¿es esto (ya sabéis: correr, nadar, rodar en bici) tan importante? Aun en un momento difícil, me inclino a pensar que sí. Sí es importante -tiene que serlo: basta recordar lo que me está gustando correr por Polvoranca estos días, esquivando barro o charcos helados, o sorprendido por el olor de la arizónica en la lluvia. Basta recordar la ilusión que me hizo el otro día nadar 100 metros en 1'54''. Basta pensar que aquí seguimos. Triatloneando. Escribiendo. Leyendo. Feliz 2011.
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Feliz Año!!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, SI ES NECESARIO, sobre todo porque para la mayoria de nosotros (los enfermos que no paramos de pensar en sacar un ratillo para "sufrir"), somos personas gracias a eso, a poder evadirnos de vez en cuando y aislarnos en nuestro mundo.
Sin duda que es necesario :-)
Por cierto, toca ponerse las pilas en el agua, y creo que tienes razon, y deberian ser bastante mas estrictos en las piscinas para dejar que uno nade en la calle que le de la gana, jejeje
Triatleta claro que merece la pena el esfuerzo siempre que no se pierda el norte . Feliz año nuevo . ¡Cuánto siento lo de tu mamá ¡ Besitos amigo
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