Las vacaciones de Navidad me han dejado KO. Entre los días en el hospital con mi madre, los días grises y el haber donado sangre el lunes pasado, estoy como si no hubiera tenido ningunas vacaciones. Quienes lean esto dirán que decir eso es tener mucha cara dura. Supongo que tendrán razón -pero bueno, algo hay que poner para ambientar la entrada esta, ¿no?
Tampoco podemos olvidar el asunto 'maratón': el día de Reyes hizo justo un mes que corrí Málaga. Sin duda, existe vida después de un maratón (enlazo un poco con la pregunta que planteaba en la entrada anterior), lo que pasa es que la susodicha vida le va volviendo a uno poco a poco. Sin prisa: así, ir alcanzando la rutina anterior, los kilometrajes semanales anteriores, cuesta. Buena prueba de ello son mis kilometrajes semanales de las últimas semanas: primera semana postmaratón, en blanco; segunda semana, 30 kms; tercera semana, 37 kms; cuarta semana, 49 kms. Así llegamos a la quinta semana, la que terminó el domingo pasado: 48 kms. Va costando llegar a los 50 y tantos kilómetros de crucero que considero mi rutina normal. Y sí, hay que añadir unos cuantos días de piscina, pero nada excesivamente reseñable.
De todos modos, creo que la principal secuela de un maratón es el vacío de objetivos que te deja. El no tener un plan sujeto con imanes en la nevera; el no tener una fecha importante a la vista despistan mucho. La verdad que no será por falta de eventos deportivos (la Media Maratón de Almería, sin ir más lejos), pero no termino de decidirme por nada. Supongo que, de momento, más que grandes eventos y fechas, debo conformarme con objetivos más concretos y relacionados con el día a día. ¿Qué tal meter tres días de piscina como mínimo? ¿Qué tal salir a estrenar el culotte largo y el sensor de cadencia que me trajeron los Reyes? No sé, espero tener todo más claro en unos días -también se admiten sugerencias.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola amigo, que tal que el viento sea tu meta, eso ya lo parece cuando corres.
ResponderEliminarSupongo al leerte que tu mami ya está bien, parece como los niños de Paqui que se empeñe en que la mimes especialmente en vacaciones, por algo dicen que cuando nos hacemos mayores somos como niños.
También una buena meta puede ser que nos visites una mañana para tomarnos un café o poner fecha a esa comida que por unas o por otro lleva ya unos meses de retraso.
Mientras tanto, seguiré pasando a leerte segura de que en la próxima entrada habrás hecho la remontada y encontrado una nueva meta.