jueves, 12 de julio de 2012
Miedos
Si el otro día me apetecía poner el vídeo de la canción Valiente, hoy me inclino por Miedo, de Pedro Guerra. Si el otro día reflexionaba sobre valentía y atrevimiento, hoy me toca pensar en los miedos que hay por ahí sueltos, escondidos en las gafas, en la llanta, en la suela de la zapa, en mi mente. Que da miedo del miedo que da. El próximo domingo compito en mi primer triatlón olímpico: el canal de Castilla me espera para mi octavo triatlón y, no sé si con cierta lógica o con falta de ella, a ratos siento miedo. No sólo del nuevo reto, de la nueva distancia. Miedos varios relacionados conmigo, con el triatlón, con lesiones, con el horizonte, con los entrenos de bici, con la vida entera, con los demás, con las decisiones, con los calendarios, con el futuro, con lo malo que soy en el agua, con no progresar, con estancarme, con envejecer, con tantas y tantas cosas. Es en estos momentos cuando me acuerdo de que todo el mundo pasa miedo y tiene dudas sobre sus resultados, su preparación, sus objetivos. Pero claro, mal de muchos, consuelo de triatletas tontos. Entonces es en estos momentos cuando tengo que recurrir a acordarme de por qué estoy aquí y por qué voy a Medina de Rioseco el domingo -y la razón es tan sencilla que acaso puede dar miedo: porque quiero y porque me gusta. Es en estos momentos cuando me acuerdo de lo mucho que me ha ayudado el triatlón, tanto la preparación como las competiciones, para convertirme en lo que soy ahora y, sobre todo, para conocerme más. Competir y cumplir retos es, posiblemente, un ejercicio 90% mental y, sin duda, el triatlón me está ayudando a mejorar mi autocontrol y ese poder mental que lleva a entrar en meta. Perdonen ustedes toda esta filosofía de tres al cuarto pero tras tres días de entrenos fuertes, hoy tocaba intentar poner un poco de orden en la cabeza. Que da miedo del miedo que da.
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