El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

lunes, 25 de abril de 2011

Bautizo en el Mediterráneo: ¿una película de acción o una comedia?

Volver de vacaciones de Semana Santa con una foto tan estrafalaria como la de aquí arriba se merece una entrada llena de explicaciones detalladas, ¿no? Aquí van: ayer domingo, la gente del Club Triatlón Almería y de AT-Sport Training organizaron una sesión de entrenamiento para la gente que vamos a participar en el triatlón de junio. Como había aprovechado las vacaciones en Madrid para comprarme un mono y un neopreno (aquí va todo así, como el famoso dicho ese de poner el carro antes de los bueyes...), allí que me planté en el Palmeral del Zapillo. Mañana espléndida, con sol, sin gota de viento y con un perfecto mar en calma. La reunión-entreno, que fue una mezcla de sesión informativa y de entrenamiento en toda regla (hubo gente que se marcó un sprint completo por todo lo alto) estuvo muy entretenida -se formó un grupo majo y David Callejón y David Martínez se esforzaron por explicar todos los entresijos de la competición (dorsales, indumentaria, casco, boxes...), aportando trucos e ideas y, sobre todo, intentando animar a los menos duchos en la materia. Y es que parece que cuentan con que vamos a participar un montón de novatillos en junio. La idea era, por lo que me comentaron después, hacer que la gente viera que la cosa no es tan difícil y simular un sprint informal para que la gente viera que es posible terminarlo... La verdad que a mí me pareció una idea estupenda y felicito a los organizadores.
Hasta aquí la crónica objetiva de lo que pasó ayer. Ahora comienza la parte más personal y subjetiva.... Desde el principio descarté realizar el recorrido completo -como fui en MTB pasé olímpicamente de hacer la parte de bici; y como tocaba sesión de 10 kms de carrera a pie antes de comer, pues como que también pasé de la carrera... De lo que no pasé fue de las explicaciones y de observar a la gente -la verdad que la charla-presentación estaba muy orientada a los pardillos-novatillos que participaremos en la prueba. Como he dicho arriba, todo muy clarificador y muy interesante. Sin embargo, pingüinos novatillos éramos pocos: el grueso de participantes era un grupo de triatletas experimentados que, supongo yo, estarían como poco con la supercompensación del Medio Ironman de Elche. Juas juas.
Bueno, la cosa pintaba divertida -de verdad que es una experiencia inolvidable ponerse por primera vez un neopreno en público. Ya vamos entrando en faena -y es que no pasé de las explicaciones, ni de observar a la gente, ni, por supuesto, del agua. Habían colocado dos boyas para simular un recorrido de unos 700-750 metros -yo, inocente de mí, calibro la distancia desde el Paseo Marítimo y, claro, animal de piscina y de calle con corchera que soy, me imagino que los 700 metros serán una vuelta a las dos boyas. Cuando aclaran que el recorrido completo son dos vueltas enteras al recorrido de las boyas, me empiezo a poner nervioso. Cara de Mr Bean se me debió de poner. Pero bueno, tú tranquilo, en peores te has visto, me digo por lo bajini. Entonces lo veo claro: el recorrido este me va a servir para dos cosas: obviamente para estrenar el neopreno, pero también, y sobre todo, para ver si soy capaz de nadar 700 metros seguidos fuera de la piscina. Más que fuera de la piscina, en el mar... Bueno, ceremonia de salida en la orilla y allí que vamos, unos 25 tíos, calculo yo, que al ponernos a nadar me parecieron 25 mil, según la de brazos, piernas, neoprenos, patadas y manotazos que coincidieron en mi trayectoria inicial. Claro que el asunto patadas se solucionó pronto: en 30 segundos me quedo más solo que la una, comprobando lo que ya imaginaba, soy malísimo nadando. La cosa se complica porque, en 30 segundos más, experimento lo que había leído que le pasa a casi todos los triatletas en algún momento de su vida (sin ir más lejos, lo había leído unas horas antes en el blog de Ironmangadir): un ataque de ansiedad. Toma ya, algunos triatletas necesitan de toda una vida y de mil competiciones para experimentar un ataque de ansiedad en el agua, y ahí que voy yo, todavía en la categoría de aspirante a triatleta, y en el primer minuto de mi nado en el mar con neopreno ya lo tengo experimentado. Decido irme para la orilla, salirme, quitarme el neopreno y irme a mi casa a tomarme una tila. Pero claro, tampoco es plan, tomo una segunda decisión: decido centrarme en las buenas sensaciones. Un lujazo nadar en el mar. Un lujazo comprimido esto de ir nadando embutido en un neopreno. Un lujazo empezar a relajarme. De orilla nada. Así que tiro p'alante y decido recordar que esto es una prueba: comprobar si soy capaz de nadar 750 metros en el mar, sin pararme. Comprobar si soy capaz de alcanzar las boyas y dejarlas a mi derecha. La cosa se va relajando. A ratos, voy hasta disfrutando. Lento pero seguro me doy cuenta de que puedo. Tampoco es tan difícil (otra cosa sería con poniente y con oleaje, pero no nos pongamos en el peor de los casos...) Al final, consigo terminar las dos vueltas, sin cansancio y con la sensación de haber tenido el Mediterráneo solo para mí: y es que cuando terminé no quedaba allí ni Cristo, sólo David Callejón que estaría esperando por si me ahogaba o algo... Una pena no haber llevado crono porque me queda la duda del tiempo que tardé. Bueno, conclusión del bautizo: de aquí a junio tengo que nadar frecuentemente con neopreno en el mar. Debo trabajar la orientación porque, se me olvidaba, esa es una de las mayores dificultades: ir dando bandazos, que los dí, hace que los 750 metros puedan convertirse en 1500, y tampoco es plan. Más cosas que debo hacer: centrarme en lo positivo y no compararme con nadie, sólo conmigo mismo. Y lo positivo de la historia es que hace unos cuantos meses no hubiera sido capaz de hacer lo de ayer.
Bueno, termino ya la crónica esta que me estoy poniendo un poquito pesado. Antes de cerrar, breve resumen de las vacaciones en Madrid: padres, descanso (mucho dormir), algún paseo por el centro, terminar Sunset Park de Paul Auster (que me ha encantado), carreras por Polvoranca (51 kms en total en la última semana), piscina en Móstoles. Y, volviendo a retomar el tema del agua en la piscina: más técnica, más metros y alguna "marca" más. Arañando algún segundillo al crono: ya vamos por 1'48'' en 100m; 24' en 25m. Poquito a poco.

3 comentarios:

  1. Muchicimo animo David!!!Ya veras como poco a poco vas notando la mejoria!!! Yo estos dias tambien he nadado en en el mar, en Cadiz!!Que gozada!!!!

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  2. David veo que vas lanzado con el triatlón. Con las ganas que le estás poniendo verás lo rápido que progresas. Buena idea han tenido los del tri Almería.
    Yo todavía no me he puesto el traje desde noviembre, así que tengo que ponerme las pilas. Normalmente nado con camiseta en la piscina para simular un poco lo de ir metido en el traje, pero no es lo mismo.

    El caso es que en las próximas semanas de mayo voy a ir a nadar al mar, al zapillo. Nada de entrenamientos duros ni de muchos metros, sólo nadar un poco para hacerme de nuevo con el traje. Si quieres podemos quedar algún día.
    Mi correo es santifarma@gmail.com. Mándame un mail y te digo más o menos mi disponibilidad y nos ponemos de acuerdo.

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  3. Jo tio, que guapo estas con neopreno.
    Y que bién nadas.
    jejejje
    Un besote.
    Celia

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