Semana tranquila. Después de la tensión acumulada durante las semanas previas a Málaga, parece que me voy calmando y centrando en lo próximo. No sé a quién se lo decía pero, aunque no he podido bajar marca, me he quedado como perro que le quitan pulgas. Y es que tenía ganas de pasar página. Ahora, nuevas páginas y nuevo capítulo: lo que toca es la preparación del Triatlón de Almería. En esas ando: metiendo cuatro sesiones de piscina a la semana y con planes de coger mucho la bicicleta en cuanto que vuelva de las vacaciones de Semana Santa. Con planes de visitar alguna tienda de triatlón en Madrid para ver al menos un mono. En fin, todo huele a proyecto y a novedad.
En cuanto a la piscina, llevo días en que voy notando alguna mejoría: sobre todo lo noto en que voy bajando el número de brazadas por largo (desde las 36 o 38 que hacía antes de empezar con las clases y con los entrenos serios, ahora puedo hacer entre 24 o 30: no está mal el descenso, creo) y el tiempo en 400 metros.
Hoy sin embargo he notado muchas más cosas en el agua. Tantas he notado que he salido de la piscina en un estado de euforia que hacía tiempo no experimentaba. Lo principal no se puede explicar: el ir por el agua con la sensación (por fin) de ir cogiendo agua y no peleándome con ella. No sé: es todo difícil de explicar pero parece mentira lo que pueden hacer los consejos del monitor, los ejercicios de técnica y el meter horas entre corcheras. Lo mejor que me ha pasado hoy, sin embargo, ha sido bajar tiempos: por fin, un 100 por debajo de 1'50'', para ser exactos en 1'49'' (cinco segundos menos que mi mejor registro hasta ahora, pero creo que he bajado una buena barrera psicológica). Después, 20 series de 25m, todas a 27'' o 28''. Tampoco está mal. La verdad que el índice de eficiencia de mi gadget natatorio se habrá vuelto loco hoy, con algún 38, 39 y muchos 40 y 41. No está mal. Otro subidón el último set del día: 400 m por primera vez por debajo de 9' (8'53'', bajando desde la semana pasada 21 segundos). Bueno, habrá quien piense que son tiempos muy mediocres todavía. Yo, desde luego, los veo como un logro: sobre todo porque los voy mejorando al tiempo que consigo comprender cosas tan básicas como deslizar o coger agua.
Para terminar, un vídeo estupendo que tuve oportunidad de ver el otro día. Se trata de Lance Armnstrong en Kona. Está en inglés y está comentado por Paul Newsome, de Swimsmooth, una escuela de natación de Perth (Australia) que me gusta cada vez más. La filosofía de Swimsmooth es que nadie es perfecto nadando (ni siquiera Armstrong, que llegó al ciclismo procedente del tri, y que, después de hacer 2h46' en el último maratón de NYC, ha decidido volver al tri por todo lo alto). De alguna manera, según los australianos estos, hay que sacar partido a cuestiones personales (altura y constitución, deporte de procedencia, años de agua) que no tienen demasiada solución. Además, son un poco críticos con la bajada de brazadas como solución para todo: vamos, la antítesis de los místicos TotalImmersion (de los que no quiero acordarme, después del sablazo que me pegaron por una experiencia enteramente mediocre). Bueno, ahí va el video: a ver qué os parece. Por cierto, ¿sabíais que Juan Pelota es el nick de Armstrong en Twitter?
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