Rumbo a la próxima temporada |
Para ordenar las ideas voy a utilizar una técnica que he sacado del libro Triathlon. Serious About Your Sport, (de Dickson, Wielinga et alii, New Holland Publishers, Londres 2011). Se trata de un análisis 3/3 ("three and three review"), que en este libro aparece indicado para evaluar el resultado en una competición particular, y que yo voy a utilizar para analizar toda la temporada. Es muy simple: se trata de centrarse en los 3 puntos más fuertes y en los 3 puntos más débiles. Pues ahí vamos...
En cuanto a las fortalezas, destaco lo siguiente:
1. En esta temporada, por primera vez, he entrenado de manera estructurada y con entrenador. Además, he entrenado como un triatleta. Es decir, he seguido planes de entrenamiento que articulaban las tres disciplinas de manera equilibrada y que han incluido transiciones y se han centrado, sobre todo, en llevarme a las pruebas de triatlón en que he participado. Mi nivel de seguimiento estricto a las rutinas de entrenamiento de los planes ha sido variable a lo largo del año, pero tengo la impresión de que he seguido en aproximadamente un 80% los entrenos; algo que tiene su mérito si añadimos a esos planes todo lo que rodea a un deportista amateur (familia, vida privada, otros hobbies, trabajo). Aunque he comprendido que el triatlón es un deporte exigente y absorbente, me he dado cuenta de que son precisamente esa exigencia y el grado de compromiso que demanda las cosas que más atractivas me resultan. Y, por qué no decirlo, valoro mi compromiso de manera muy positiva.
2. En esta temporada he doblado, casi triplicado, el número de triatlones realizados: he pasado de 3 en mi temporada estreno de 2011 a 8 en esta. Además de consolidar la distancia sprint, he debutado en distancias mayores -olímpico y MD. Siento que he dado un salto cuantitativo importante; y, aunque los números no lo son todo, creo que las sensaciones han sido buenas y me siento bastante más seguro en este deporte. Destaco las buenas sensaciones al probar esas distancias mayores: confirmo que soy un deportista diésel y que las distancias largas me favorecen.
3. He mantenido mi nivel de carrera a pie con buenos resultados en las pruebas de running (buenos resultados en la Media de Madrid, 3º puesto de mi categoría en el Trail de Cabo de Gata). Además, sigo siendo capaz de correr relativamente bien en el sector carrera de los triatlones, lo que contribuye siempre a mejorar mi clasificación desde el agua y la bicicleta.
En cuanto a debilidades, destaco las siguientes:
1. No despego en el agua. Aunque he notado ciertas mejoras desde el verano en eficiencia y descenso en número de brazadas, sigo anclado en ritmos muy lentos para distancias largas (alrededor de 2'20''/100m en distancias superiores a 1000m). Lo bueno de esto es que, como decía antes, soy diésel también en el agua: una vez me pongo a hacer metros mantengo ese ritmo lento durante el doble de metros si es necesario... Pero, sin duda, algo debe fallar: con un buen volumen de metros en el agua (meses de más de 30000), la mejora debería ser mayor... Algo hago mal, no hay duda.
2. La bicicleta ha sido mi gran asignatura pendiente. La disciplina que me da más pereza. He tenido un primer semestre muy poco bicicletero y, aunque desde julio he conseguido ser mucho más sistemático y casi no saltarme ni un entreno de bici, me doy cuenta de que es ahí donde se juega gran parte de un triatlón. En relación con la mayoría, estoy todavía muy flojo en bici. Me hace falta mucha más disciplina y muchos más kilómetros sobre la Trek.
3. La acumulación de competiciones (mis cuatro sprints en cuatro semanas seguidas en mayo y junio, por ejemplo) han influido, sin duda, en mi rendimiento y han dificultado la articulación y diseño de los entrenamientos. Aunque este año me lo planteé como un año de consolidación, sin preocuparme por tiempos y resultados excesivamente, como un año en que debía hacer cuantos más tris mejor, creo que, en la temporada que viene, debo elegir menos objetivos y separar las competiciones de manera más espaciada e inteligente. Uno va teniendo ya cierta edad y, aunque hacer competiciones es una manera estupenda de rebelarse contra el paso de los años, competir por competir termina por influir negativamente en el rendimiento y en la recuperación.
Además de esas cuestiones objetivas, se me pasan un montón de ideas subjetivas y difícilmente comestibles por la cabeza. Por ejemplo, que, en determinados momentos, he sentido la tentación de compararme a otros triatletas y de aspirar a integrarme en grupos y redes varias. Me he dado cuenta de que las cuestiones mentales y sociales asociadas al tri hay que manejarlas con la máxima cautela. Este es un deporte con muchos peligros potenciales para la mente: uno hace ocho triatlones en unos meses y corre el riesgo de creerse el rey del manbo. Al final de la temporada, afortunadamente, he caído en la cuenta de que mi visión del triatlón, mi proyecto de autoconstrucción como triatleta, poco tienen que ver con otras visiones y modelos. En triatlón, soy yo frente a mí. Es ridículo pensar de otra manera. Mantenerse al margen de las corrientes de opinión imperantes que siguen pensando que este es un deporte de élite para elegidos, luchar por mi visión en la que sólo compito contra mí, me resulta a veces difícil, pero creo que, a la larga, me merecerá la pena. Y triatlón, para mí, son muchas cosas -aquí van unas cuantas: técnica, fuerza, mente, autoconocimiento, autoconstrucción, compromiso, constancia, proyecto, aprendizaje, sociedad y (muchas veces, quizás la mayoría) soledad.