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Estrategias y enseñanza |
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Escribir la crónica de un triatlón con la prima de riesgo a 575 puntos básicos es, de todas todas, una frivolidad. Además, hacer cuatro triatlones
sprint durante cuatro fines de semana consecutivos y contarlo en un blog es otra frivolidad. Lo digo porque, a estas alturas, tengo claro que hacer
sprints en los tiempos en los que yo los hago no pasa de ser un entrenamiento de calidad con un derroche de adrenalina. Nada más hay que ver cómo entrena la gente, cómo nada, cómo va en bici para acabar bajo los efectos del baño de humildad que constituye para algunos de nosotros esto de la fiebre tri. En todo caso, de todo se aprende -y lo que llevo aprendido en lo que va de mi segunda temporada tri es mucho: confirmación de mis debilidades, confirmación de mis fortalezas, mucha práctica en transiciones, intuición de cómo se mejora en bici, espejismos de ir en grupo en competición, reconfirmación del efecto
disfrute-chute-subidón tras terminar un triatlón, socialización a tope... En fin, todo eso es lo que he metido en el saco en este mes de competiciones a destajo. Baño de humildad y chute de adrenalina han ido de la mano en los cuatro triatlones últimos y, con esa mezcla peculiar, he aguantado el tirón sin problemas.
Pero bueno, la entrada de hoy se debería referir al III Triatlón de Málaga, que se celebró el sábado pasado en el entorno de la Playa de la Misericordia y que consistía en una prueba de distancia olímpica, un
sprint, una prueba de relevos y un
super-sprint. Tengo que decir que, para mí, correr en Málaga es como correr en casa -he perdido la cuenta de las media-maratones que he corrido allí (siempre con buenos tiempos y mejores marcas personales) y allí también corrí mi segundo maratón. Por eso el triatlón de Málaga tenía un sentido extra para mí: por un lado culminaba la gira de triatlones de primavera y, por el otro, me reencontraba con Málaga no sólo desde las zapas, sino también desde el neopreno y la bici. Yo y mi manía de buscar interpretaciones y sentidos ocultos en todo lo que hago.Uno que disfruta con el
ultra-análisis.
El caso es que el triatlón no tuvo mucho de oculto, aparte de los jirones de niebla que se descolgaban a ratos por la playa. Lo demás, pura transparencia: socialización previa con la gente del club (qué buen ambiente, por cierto); neopreno, cámara de llamada muy desorganizada y bocinazo de salida. Eso sí, el recorrido de agua me pareció corto y raro: agua poco profunda y una geometría muy extraña que, a mi poco entender, estaba falta de una tercera boya que marcara la última recta diagonal. La mayoría de la gente salimos desde la segunda boya en perperdicular a la playa y, según me dijeron, la gente que intentó la diagonal fue reconducida por alguna piragua -un inciso: ¿sería posible que los jueces y personal de la organización tuvieran claros los recorridos y la normativa en los triatlones? ¿sería posible que dieran todos la misma información? En cualquier caso, salgo del agua en 13'22'' -mi parcial de natación más rápido hasta el momento (¿el más corto también?). He ido nadando con Ramón casi todo el rato y allí que nos dirigimos a T1 a buen ritmo.
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Rumbo a T1. Peleándome con la manga |
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Tan a buen ritmo que llego a mi bici con un globazo del quince y medio. Me siento para ponerme los calcetines -hace calor. Cojo la bici y salgo... No hay línea pintada en el suelo para montar -todo depende de los cálculos de cada uno y de si esos cálculos le parecen bien a la juez. Entre el globazo y la juez me lío a darle vueltas al pedal y tardo como tres horas en engancharme. Puff, esto pinta regular pero empiezo la bici, no hay más remedio. Buen asfalto, excelente recorrido para rodar. Eso me dispongo a hacer. No voy mal y la nueva posición en la bici me ayuda a ir más rápido. Intento dar caña -me pasa algún grupo e intento engancharme. Vivo espejismos de lo que es ir en grupo -el resumen:
vas a 39 km/h con facilidad y gracia... Los espejismos de grupo me duran poco pero mucho más que otras veces. Completo las tres vueltas de la bici acordándome de todas las veces que he corrido por aquí en medias maratones y en el maratón. Territorio
runner, con el estadio de atletismo de testigo de mi reconversión
tri. Al final, termino con una media de 34 km/h -mi promedio más alto hasta la fecha... Entramos en T2 y hago una transición bastante rápida -esta vez sí. Las zapas entran a la primera. Lástima que baje por todo el laberinto de boxes (menudos boxes tan enrevesados) y acabe enfrente de una vaya -no hay problema, atajo por un pasillo y encuentro la salida. Calor! Espero el avituallamiento como agua de mayo -pero el agua no llega porque estamos ya en junio. Corro lo mejor que puedo pero con unas sensaciones malísimas. Corro y corro; ahora no sólo no llega el agua: tampoco llega el giro. Se me hace larguísimo todo. Por fin giramos y por fin llego a la incorporación a la segunda vuelta y al ansiado avituallamiento. Pulsera de rigor, vaso de agua y una botella entera que me echo por encima. Psicológicamente me crezco. Mejores sensaciones. Vamos a por la segunda vuelta. Recorrido totalmente abierto al público: niños en bici, señoras y señores con hamacas, barrigas desorientadas, griterío variado con poca o ninguna relación con el deporte -es gracioso que luego en las noticias digan que 6000 personas se han dado cita en la playa de La Misericordia para disfrutar del espectáculo del triatlón; es gracioso que el campeonato de Andalucía de distancia olímpica tuviera un recorrido de carrera a pie tan
hippie. Pero bueno, no importa: lo que importa es que veo el arco de meta. Voy con buena zancada y me dispongo a entrar reventando. Meta y.... ya está. Otro más. Socialización. Avituallamiento. Risas. Caras de satisfacción. Vencedores muchos. Vencidos muy pocos (o yo no encontré a ninguno). Al final, 1h14'01'', puesto 58º de 100 federados masculinos y 5º de mi grupo de edad. Llama la atención lo de ser 5º de mi categoría, pero sin duda tiene que ver el hecho de que la gente de más calidad se hubiera inscrito en el olímpico y no en el sprint.
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Zancadas y meta |
Aquí van los parciales:
natación, puesto 72º, 13'22'' (a 1'47'')
bici, puesto 79º, 42'15'' (a 34 km/h según mi velocímetro)
carrera, puesto 14º, 18'23'' (a 3'40'', en un recorrido falto de metros, sin duda)
¿Contento? La verdad es que sí -contento por haber hecho los cuatro
sprints seguidos, así en plan
quién dijo miedo. Contento también por la evolución en bici en los cuatro triatlones: 32 km/h en Marbella, 32.6 en Cartagena, 33 en Almería y 34 en Málaga. Contento de llevar ya un total de siete triatlones en el equipaje de aprendiz (Pablo, si lees esto, va por ti). Contento de disfrutar en cada uno de ellos; de estar relajado, de socializar y reirme con la gente. Contento de ver cómo la gente disfruta haciendo sus primeros triatlones (como Paco, que completó su primer olímpico el otro día después de haberse estrenado el fin de semana anterior en distancia sprint). Contento de ver cómo otros que llevan decenas de ellos y ganan trofeos continuamente (Mau, esto va por ti) disfrutan trasmitiendo pasión. Contento.
¿Alguna espina? También la hay. Explico el título de la entrada: después de sopesar muchas cosas, me quedé con ganas de haber hecho el olímpico. De haberlo hecho, hubiera cerrado la gira de 4 triatlones cumpliendo con uno de los objetivos de este año. No me atreví. No lo tuve claro. No se dieron las circunstancias. Ya no tiene solución.
Muy bueno!!! Yo también creo que deberías haber hecho el olimpico. Al ser otros ritmos disfrutas más... para mi sprint no es triatlón, es demasiado agónico y no disfruto. Evidentemente es triatlón pero al no disfrutar yo no los corro.
ResponderEliminarEn el cabo de gata te lo vas a pasar muy bien ya verás.