Un claro ejemplo de falta de visualización que terminó en abandono |
El punto de partida, el por qué de mi facinación con los procesos cognitivos que mencioné arriba, es la siguiente pregunta: ¿qué tenemos en la cabeza cuando nos decidimos a hacer deporte? ¿qué pasa por nuestras cabezas cuando nos enfrentamos a momentos duros en competición, en entrenamiento o incluso fuera de esos dos contextos? Creo que si somos un poco más conscientes de nuestras estrategias mentales, las identificamos y aprendemos a usar unas u otras dependiendo del momento, tendremos un punto ganado en ese gran territorio que muchas veces descuidamos en nuestros entrenos y en nuestros entrenamientos: la mente. En efecto, creo que, sin un entrenamiento integral que incluya de alguna manera los factores mentales y psicológicos, si nos centramos tan sólo en la preparación física, tendremos una mesa que cojeará por más de un lado.
En todo caso, me voy a centrar en cuatro estrategias o procesos que tengo localizados tanto en la literatura especializada como en mis propias experiencias: asociación, disociación, visualización y focalización-individualización.
Disociación. Cuando practicamos deporte y disociamos, nos centramos en aspectos externos al deporte en sí. Esta estrategia cognitiva es una especie de mecanismo de defensa cognitivo para aguantar el tipo en deportes de resistencia y de fondo. Si nos centramos en el paisaje, en el itinerario, en la música que llevamos en el i-pod, en nuestros planes para la tarde o en cuestiones laborales que tenemos que resolver, estaremos usando la mente para, de alguna manera, evadirnos del esfuerzo que supone entrenar o competir. Sin duda, la disociación es más adecuada en entrenamientos o rodajes largos en que no tengamos que centrarnos en la velocidad o el ritmo: por ejemplo, en momentos regenerativos o de rodajes aeróbicos para construir fondo y kilometraje, y, por supuesto, en las recuperaciones en series o sesiones de fartlek
Asociación. Por el contrario, cuando asociamos nos centramos en la técnica, en el ritmo, en la velocidad, en nuestra respiración y en nuestro cuerpo, en todo lo que tiene que ver con los aspectos más intensos y técnicos del deporte que estemos haciendo. Cadencia en ciclismo, zancada y ritmo en carrera a pie, brazada y técnica en natación son ejemplos de tipos de entrenamiento que deberían ir asociados a la asociación. Los deportistas profesionales y amateur de nivel alto asocian en las competiciones, por lo que la asociación es sin duda la opción como estrategia de competición para mejorar tiempos y marcas personales olvidarnos de la música y de otras distraciones externas para centranos, sin más, en hacer lo mejor posible lo que estamos haciendo.
Visualización. Vernos a nosotros mismos como atletas, nadadores, ciclistas, triatletas. Esta es una de las bases del entrenamiento y de la constancia en los entrenamientos. Si no nos consideramos atletas o deportistas, si no nos vemos como tales, difícil será que sigamos adelante en este mundo. Esta estrategia tiene también mucho de visualizarnos en momentos concretos: por ejemplo, si nos cuesta salir a entrenar en un día especialmente duro, puede funcionar visualizarnos al final del entrenamiento con la satisfacción que nos reportará. Otro momento muy adecuado para utilizar esta estrategia es la hora previa a una competición importante: vernos atravesando la meta puede ser una fuente de inspiración y de motivación que nos ayude a enfrentarnos a la competición en las mejores condiciones. Puede sonar a tontería, pero la manera en que nos vemos a nosotros mismos en las distintas semanas, en los distintos días, influye tanto en las competiciones como en los entrenos. Seguro que a todo el mundo le ha pasado: nos hemos puesto la ropa de la bici y viéndonos con el culotte y el maillot nos hemos visto ciclistas algunos días, mientras que otros nos hemos dicho menuda pinta, no me veo. No hay nada como verse nadador y entrar con el cuerpo erguido en la piscina antes de comenzar un entrenamiento. No hay nada como visualizarse en medio de la competición para llevarla a cabo en buenas condicones -si no nos vemos, si no lo vemos claro, si no nos lo creemos es difícil que nos salga bien.
Perspectiva-Focalización. Somos parte de un todo más grande, de una familia, de un club, de un equipo. Nuestras sesiones son parte de un plan. Nuestros objetivos pequeños están encaminados a objetivos más grandes. Nuestros entrenamiento constan, muchas veces, de distintas partes y de distintos bloques. Si no aprendemos a ver las cosas con perspectiva, a medida que nos tomemos los entrenamientos y la actividad deportiva en serio, podemos correr el riesgo de agobiarnos en exceso y de que todo nos sobrepase. Somos lo que somos, nosotros mismos, y no debemos perder nunca el rumbo ni perder tampoco de vista nuestro punto de partida. Creo que el pensamiento de perspectiva puede ayudarnos en una dimensión puramente deportiva: por ejemplo, encuentro muy útil focalizar en el entrenamiento que me toca hoy y olvidarme momentáneamente de los entrenamientos del resto de la semana. Encuentro también muy útil la misma técnica cuando me enfrento a entrenos largos o de series: si empezamos agobiándonos porque tenemos que hacer 15x100m en la piscina, mejor será olvidarnos momentáneamente del número 15 y focalizar en cada una de las series de 100. Creo que este juego de perspectiva-foco, este continuo cambio de perspectiva entre lo individual y lo general, es algo muy a tener en cuenta en procesos de largo recorrido: las planificaciones a largo plazo del estilo de preparaciones para un maratón, por ejemplo, necesitan continuamente de esta estrategia -el todo, sí, pero centrándonos en la parte... Por otra parte, creo que el pensamiento de perspectiva tiene, además, una dimensión social importante: nunca debemos perder de vista que estamos probablemente dentro de uno o varios colectivos (clubes, equipos, grupos de conocidos), pero siempre hay que tener en cuenta que somos importantes también como individuos -no podemos pretender ser otros o tener las mismas y capacidades que el resto del grupo. Aquí la focalización en nosotros mismos, nuestras propias capacidades y objetivos, es básica. De otra manera, podemos correr el riesgo de frustrarnos y desmotivarnos.
Aquí lo dejamos por ahora -hoy tocaba entrega de psicología deportiva de tres al cuarto. Otro día, más sobre este tema.
David, muy interesante. Si lo pensamos, seguro que reconocemos haber seguido estas estrategias en muchas ocasiones. Además, hay que considerar qué papel juega la práctica deportiva en nuestra vida personal. Todo esto da para mucho, pero no me quiero enrollar, que esto sólo es un comentario. Acabo con una recomendación literaria: "De qué hablo cuando hablo de correr", de Haruki Murakami.
ResponderEliminarNos vemos en Marbella, esperemos que sin olas!
Saludos, Antonio
Gracias por leer mis entradas y mis desbarres, Antonio. Lo del papel que juega la actividad física en nuestras vidas da para mucho, tienes razón; estoy conociendo a mucha gente en los últimos años/meses y no dejo de pensar en estos temas, la verdad. A Murakami lo he leído y me encantó. Nos vemos en Marbella, a ver si estreno, por fin, la temporada y el mono del club :-) Un saludo.
ResponderEliminar