Ayer fue mi cumpleaños: cayeron una exageración de años -pero bueno, olvidémonos de las cifras porque, tal y como acabo de leer en el blog de Swimsmooth, no parece que la edad sea un factor tan limitador ("los tiempos de carrera muestran que no hay un empeoramiento relacionado con la edad, por lo menos no tan grande como se podría esperar"). Después de leer esto esta mañana, me he tranquilizado (juas juas) y aquí me tenéis, dispuesto a contar mi particular celebración de mi cumpleaños de ayer.
Desde el jueves o así tenía el barrunto de que me merecía una frikada de categoría y, ante la falta de infraestrucutra y de tiempo para correr la voz de un triatlón pirata, pensé en hacer un triatlón a mi manera a lo largo de todo el domingo 18. Se trataba de meter volumen de entrenos en una semana con tres días en blanco; también quería comprobar cómo van las cosas para hacer un olímpico y, lo más importante, quería celebrar. Y claro, como tengo claro que el deporte es algo así como una especie de puñetazo en la cara al paso del tiempo, mis entrenos de ayer se conviritieron en el TRI-BIRTHDAY 2011, una celebración no del triatlón sino de mí como deportista (juas juas, más risas en off).
La cosa empezó a las 10 de la mañana, en la piscina del Pabellón, con las cinco cañas de la noche anterior dándome todavía vueltas por las neuronas -allí que empecé, en una piscina casi vacía, mis 1500 metros: malísimas sensaciones, lento y torpe en el agua... El cloro intenta lavarme las culpas de las cervezas y la ilusión de que estoy celebrando intenta hacerme olvidar que la mañana del sábado me había metido 2200 metros de buen entrenamiento. En fin, que me voy a 40 minutos; me aclaro en la ducha y me instalo en T1 -me voy a casa a coger la bici, recupero con una mandarina, y a las 11.30 (menuda hora de salir en bici con las calles y carreteras llenas ya de tráfico dominguero) tiro para las Cuevas de los Úbeda: sensaciones normalitas, sin ningún problema pero sin ninguna chispa tampoco. Hay un viento raro, de ese que viene de todos lados y, al mismo tiempo de ninguno, que hace que la ida se haga un poco tediosa. Subo sin problemas, me doy la vuelta y logro tramos con más ímpetu... Al final, 53 kms en 2 horas 4 minutos. Me doy prisa porque a las 2 y cuarto he quedado para comer: comida de celebración que, tras la ducha, marca el comienzo de la T2. Una T2 larguísima, con más cerveza, ensaladas, lasagna, crêpe, chupitos de orujo, una buena siesta y una ingente dosis de pereza. Sin embargo, los compromisos son los compromisos y ahí que me marco mi carrera a pie: al final, sólo 8 kms (en vez de los 10 inicialmente previstos) a un ritmo normalito de 5' x km. Ganas de terminar y entrada en meta. Última ducha del día y a saborear la cena: qué hambre! No ha estado mal, contento de haber hecho una de mis burradas, nada contento con los tiempos de ninguna de las etapas. Pero, seamos justos: el día que haga mi primer olímpico espero no estar bajo los efectos de las cervezas ni de los orujos ni enfrentarme a un recorrido de bici de 400 metros de desnivel ni de 53 kms en vez de 40.
Por lo demás, con ganas de participar en un pirata en toda regla (el Medio IM Clandestino del fin de semana anterior me dio tanta envidia...). Así que, como habrá oportunidad de seguir dándole puñetazos en la cara a la edad y al paso del tiempo, no descarto nada para el futuro. Ahí nos quedamos.
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Cumpleaños feliz...
ResponderEliminarCumpleaños feliz
Te deseo "Triatleta!!!!
Cumpleaños felizzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz