El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

martes, 23 de agosto de 2011

Días de semidescanso y cuatro asignaturas pendientes

Los paisajes de siempre, el escenario de muchos kilómetros este verano
Todavía no ha terminado el verano y ya sé que los resultados deportivos no van a ser tan completos como los del año pasado. Aunque hay quien dice que menos es más y cuestiones por el estilo, a mí me gusta hacer horas y kilómetros y metros. Y sí, puede ser que menos sea más, puede ser que andemos todos un poco demasiado obsesionados con los números; puede ser que exista el factor calidad frente al cantidad. Sí: todo eso está muy bien, pero el año pasado acabé agosto tan contento de mis kilómetros en bici, de mis metros en la piscina de La Granja o de mis kilómetros por el campo segoviano... Y, al final, en esto del deporte, en esto de entrenar, en esto de correr o de hacer triatlón, creo que se trata de acabar contento, combinando calidad con cantidad, mucha cantidad. Ni más ni menos. Y sí, este año estoy haciendo metros en la piscina, he hecho mi segundo triatlón, estoy corriendo y he disfrutado corriendo por mis sitios maravillosos de siempre y por mi ciudad favorita de siempre, pero me falta algo: sin duda, estaría mucho más satisfecho si estuviera cogiendo la bici, pero, como ya he repetido varias veces este verano en este blog, no me lo pide el cuerpo -y, eso lo tengo bien aprendido, la bici de carretera te la tiene que pedir el cuerpo. Si no, malo... Bueno, pues indudablemente, esa es la primera asignatura pendiente de cara al curso que viene (es curioso cómo los profes concebimos el tiempo y los años de otra manera: para mí el año empieza con el curso, en septiembre, y ahora es un momento estupendo para hacer planes, proyectos y resoluciones). Decía: primera asignatura pendiente, la bici. Nada que añadir. Segunda asignatura pendiente: entrenar de manera más sistemática y orientada al triatlón (y no a tres disciplinas independientes): creo que tengo que integrar mis semanas de entrenamiento de otra manera; no puedo seguir corriendo tanto como corría cuando sólo corría... No puedo sentirme frustrado por no hacer metros y kilómetros sin más. Integrar de manera inteligente, prioridad número dos para septiembre. Tercera asignatura pendiente, el agua: creo que lo tengo ya decidido y en septiembre me uniré a un club de natación. Entrenos compartidos y mejora de la técnica, opiniones expertas y mejora de tiempos... Eso espero.
Por lo demás, después del triatlón del día 13, la semana pasada fue una semana de semidescanso: a half-arsed week. Ni descanso del todo, ni mis números habituales: 5 horas 56', para 6 sesiones -tres de natación (6550 metros) y tres de carrera (40 kms). Destaco una sesión por la Cañada Soriana Occidental por el campo de Segovia -cómo me gusta entrenar en la provincia de Segovia: buenos desniveles y toboganes constantes. Tampoco estuvo mal la sesión del domingo: más de 14 kms entre relámpagos y truenos, con una buena sucesión de cuestas... Reflexionando sobre todo esto, quizás debiera incluir una cuarta asignatura pendiente: la de aprender a descansar sin mala conciencia y a ser menos exigente conmigo mismo (¿y también con los demás?)...
Termino esta entrada con los resultados y clasificaciones oficiales de mi segundo triatlón: al final, unos segundos menos que los que había anunciado por mi crono y cosas interesantes en los tres parciales: la clave es que perdí tiempo respecto a mi debut en las tres disciplinas -9' en la natación, 3'30'' en la bici y 2' en la carrera a pie. Peor preparación, agosto frente a junio, días previos en Londres sin nadar nada y disfrutando de la real ale, conducir 200 y pico de kilómetros antes del triatlón, malísimas transiciones... Son posibles explicaciones. Bueno, ahí van los resultados:
Tiempo oficial: 1h 25'39'', puesto 138 de 152 en categoría masculina; puesto 147 de 171 llegados; puesto 36 de 38 en mi categoría V1
Agua: 23'54'', puesto 155 de 155 (categoría masculina)
Bici: 40'51'', puesto 140 (masc)
Pie: 20'54'' (promedio 4'11''), puesto 58 (masc)
Lo bueno de unos resultados tan desastre es que nos permiten tener mucho margen para la mejora. Y de eso se trataba, ¿no?. Juas.

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