El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

sábado, 8 de diciembre de 2012

Cirncunspecto. Luces y sombras

Luces después de superar una subida tremenda
Estoy atascado -como bloguero me encuentro un tanto de bajón, lo reconozco. Desde mi última entrada, que pretendía ser útil y no un cúmulo de sensaciones personales, no he sabido volverme a enfrentar a la pantalla en blanco. Y ahora por fin caigo en la cuenta de que Triatloneando no puede abandonar su carácter intimista. Aunque tengo en proyecto una entrada sobre alimentación y nutrición para deportistas, ahora lo que me urge es salir del bloqueo. Así, de paso ordeno mis sensaciones encontradas de los últimos días. Así, cuando lo vea ordenado y escrito todo, veré las cosas de manera más optimista. Sin duda.
Bueno, el bloqueo, como podéis intuir, no es tanto de blog como de mollera triatlética. La pretemporada está resultando dura -la vuelta a los entrenos, a tantos meses vista de los triatlones, es como una especie de querer y sí, poder, pero con el cuerpo intentando declararse en rebeldía y la mente preguntándose todo el día que qué sentido tiene tanto sacrificio. Y, aunque tengo la sensación de que los entrenos son todavía suaves, luego uno echa cuentas y salen horas y kilómetros, poquitos pero van saliendo. Para muestra, el mes de noviembre: 343 kms de bici, 67 kms de carrera y 17900m de agua, para estar saliendo del descanso tras la temporada anterior, no está mal.. O la semana pasada, todavía a medio gas, pero con visos de progresa-adecuadamente: 116 kms de bici, 12,5 kms carrera y 6500m de agua. Para acabar de ordenar cosas, os propongo un juego de conceptos y reflexiones organizados en dos polos: luces y sombras. Los extremos se tocan, ya sabéis. Ahí va mi estado de pretemporada total.
Las luces....
Hacer cosas por primera vez. Como ya he repetido varias veces en el blog, me gusta el triatlón porque me ofrece la posibilidad continua de hacer cosas por primera vez. Ejercicios de técnica, distancias nuevas, mejores promedios con la bici... Las posibilidades de estrenarse haciendo cosas son infinitas y esta semana ha tocado hacer, por primera vez en mi vida, gimnasio. Máquinas. Rutinas que me ayudarán a ser un mejor triatleta. Espero.
Superación. Otra de las cosas con las que disfruto es con la sensación de hacer cosas que, a primera vista, parecen imposible y que luego se van domando y consiguiendo. Ejemplos: enfrentarse a un número impensable de series o, mi imagen favorita, ver por dónde va una carretera ascendente, mirar hacia arriba, pensar que no, que no va a ser posible y, cuando nos queremos dar cuenta, estar superando ya esas rampas para enfrentarnos a otras.
Disfrutar del camino y el largo plazo. Desde que empecé a jugar con la idea de hacer triatlón hace unos tres o cuatro años, me planteé esto como un largo camino lleno de estaciones disfrutables. Quemar etapas. Aprender. Conocerme a mí mismo. Todo orientado a algo que muy poca gente sabe: celebrar mi 50 cumpleaños con un ironman. Como todavía falta mucho, mucho para esa fecha, me veo capaz de cumplir ese reto antes, pero no he abandonado la idea de este deporte como un proyecto a largo plazo. Un proyecto de mejora continua y de autoconocimiento.
Sociedad. ¿Qué sería del deporte sin la gente a la que vas conociendo en el camino? Carreras. Entrenos compartidos. Estos años en que vengo haciendo deporte popular me están sirviendo para conocer a muchísima gente. Amigos. Conocidos. Gente, en su mayoría, interesante y con intereses, si rascas un poco, muy similares a los míos. Sociedad, divino tesoro.
Las sombras...
Tests de pretemporada. La semana pasada me enfrenté a dos tests de pretemporada con resultados mediocres. Los 1000m de agua me salieron a 22'56''; he hecho dos o tres miles un poco mejores en mi vida, y muchos, muchísimos, mucho peores. Sin embargo, no me gustó hacer ese tiempo: es como si el reloj me hubiera dado un bofetón que me recordara que no nado bien. El segundo test, 2K de carrera en pista, me salió en 7'06''. No está mal, no; sin embargo, correr a 3'38'', el sábado pasado, tampoco me gustó. Creo que lo debería haber hecho mejor. Toda esta obsesión por tiempos y relojes no me gusta; sé que es parte de toda esta aventura pero me estresa. Me estresa porque, vigilándolo todo, está la pregunta del millón: ¿será este mi mejor tiempo? ¿Con qué edad se deja de progresar? Intrigante la pregunta, pero comprendedme: estoy a punto de cumplir 43 años y esas cosas me preocupan.
Cansancio mental. Trabajar. Vivir. Dormir. Articular y encajar vida doméstica, vida social, alimentación, lavadoras, ropa de calle y de entreno, lecturas, compras, relax, una madre mayor que vive a 560 kms, más de 100 alumnos, clases, crisis económica, un gobierno nefasto, un país en ruinas y con la memoria de los peces. Articular todo este cúmulo de sucesos, venturas, aventuras y desventuras produce cansancio mental. Los entrenamientos, sí, ayudan; pero, a veces, integrarlos en ese todo produce aun más cansancio y estrés. Debo entrenar mucho mucho más el descanso, la desconexión, la fortaleza mental. Tengo un agujero negro importante en ese sector.
Sobrecarga y miedo. Tengo que volver al fisio. Mi sobrecarga en la cadena posterior de las dos piernas, isquios y glúteos, ha pasado a ser sobrecarga en isquios y, sobre todo, glúteo de la pierna derecha. Una molestia que no me impide nadar, no me impide ir en bici, no me impide correr. En carrera, cuando voy deprisa, noto más molestia y, sobre todo, noto mucho miedo a una lesión. Creo que no podría soportar tener que parar por estar lesionado. Definitivamente, el lunes toca fisio.
Sociedad. ¿Qué hace la sociedad aquí? ¿No era una luz? Pues sí, pero también es una sombra. Escarbando un poco, ha resultado que, como en todo patio de vecinos, el triatlón también tiene su lado social oscuro: rencillas, envidias, enfrentamientos, familias, historias. Aunque todo esto no me toca en absoluto, me ha desgastado descubrir este lado grisáceo y feo del tri. El descubrimiento ahonda en cuestiones sociales del triatlón que ya había comentado en el blog y que giran en torno a palabras feas como elitismo, derroche, pose, fachada. La sombra esta me lleva a una reflexión realista que no deja de tener su significado positivo: no toda la gente que comparte un interés son, ni pueden ser, amigos por ese interés compartido.
En fin, hoy tocaban reflexiones intimistas al borde del camino de la pretemporada.

2 comentarios:

  1. Hola David, solo una cosa, a mí mi entrenado me tiene prohibido mirar ritmos... Disfruta corriendo y ya vendrán días en los que tengas que cumplir tiempos...
    Cuantas razón hay en lo que escribes! un saludo!

    Fran, yotambientengouno.blogspot.com

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  2. buen consejo, Fran. Un defecto esto de mirar tanto los ritmos y los tiempos. Llevas razón. Te he enlazado tu blog desde este

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