Después de haber trabajado unos años en formación del profesorado, el tema de realizar planes y proyectos de mejora no me es del todo ajeno. Por eso cuando leo algo relacionado con el coaching y con entrenadores personales y demás, me suena todo relativamente fácil y conocido. La base de realizar un plan de mejora, resumiendo, es realizar un buen diagnóstico, localizar lo que no funciona, y a partir de ahí, elegir objetivos pequeños y concretos para ir mejorando, para después elaborar un plan de acción en torno a esos objetivos. El plan de acción consiste en determinar cuándo, cómo, con qué recursos, con qué estrategias vamos a encaminarnos hacia la consecución de ese objetivo de mejora... Después, tras la puesta en marcha del plan, tendremos que evaluar lo conseguido y, posiblemente, realizar un nuevo diagnóstico y volver a montar otro plan de acción para seguir mejorando. Bueno, ¿a qué viene todo esto?
No es que hoy me haya dado por la nostalgia; simplemente me he acordado de cuando ayudaba a algunos docentes a montar pequeños planes de acción en la enseñanza de idiomas, y todo porque ahora mismo creo que, para seguir creciendo como triatleta, es necesario que me centre en este tipo de estrategia...Sin duda, el diagnóstico lo tengo hecho desde hace tiempo (desde el comienzo de mi historia): mis puntos flacos son la bici y el agua; sin duda, lo que debo mejorar es eso. ¿Qué es lo que falla? Sin duda, que me propongo objetivos muy difusos y abstractos (algo así como decir mejorar mi natación), o demasiado ambiciosos (algo así como a partir de esta semana cogeré la bici más días que tiene la semana). Ayer, después del entrenamiento con el club en la piscina me lo comentaba el entrenador: debes plantearte objetivos pequeños y asumibles...
La verdad es que las últimas semanas me estoy notando flojo; y no flojo de forma, sino de motivación y de fuerza de voluntad (oh, mi admiradísima fuerza de voluntad). No consigo enganchar semanas potentes de muchas horas de entreno, no. No consigo acumular entrenos de esos inolvidables (como los de los últimos dos otoños en que me estaba preparando maratones y me chupaba las pirámides de fartlek y los ritmos de carrera y los progresivos como si fueran raciones de jamón de pata negra). Esta semana la he empezado medio regular -tras un fin de semana en Madrid con el ritual de mi rodaje largo por el Parque Polvoranca y con mucha desazón por la salud de mis padres, volví cansado y con la cabeza llena de pájaros... Tanto es así que caigo en la cuenta de algo importante gracias a un artículo de la revista Triatlón, en el que se habla detenidamente del final de la temporada y de la conveniencia de parar casi completamente una, dos o tres semanas. Y, eureka, también caigo en la cuenta de que llevo meses, muchos meses, sin descansar: metiendo siete, ocho o nueve sesiones de entrenos sin mucho ton y con poco són.
En fin, sirva todo esto para liberarme de la presión que he sentido hoy, que me lo he tomado como día de descanso. Sirva también esta entrada para, volviendo al tema primero, plantearme unos objetivos asumibles y a corto plazo. El plan de mejora completo lo dejo para mi cabeza, de momento ahí van tales objetivos:
-meter tres días de bici desde ya mismo, ya sea solo, acompañado o de las dos maneras
-seguir bajando brazadas en crol
-mejorar mi tiempo de 100m en crol (que ahora mismo está en 1'50'')
-indagar de manera seria técnica de otros estilos, empezando por braza, mediante videos de youtube u otros materiales
Ahí lo dejamos hoy. Mejoras en proyecto, sin duda.
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