Volver de vacaciones de Semana Santa con una foto tan estrafalaria como la de aquí arriba se merece una entrada llena de explicaciones detalladas, ¿no? Aquí van: ayer domingo, la gente del Club Triatlón Almería y de AT-Sport Training organizaron una sesión de entrenamiento para la gente que vamos a participar en el triatlón de junio. Como había aprovechado las vacaciones en Madrid para comprarme un mono y un neopreno (aquí va todo así, como el famoso dicho ese de poner el carro antes de los bueyes...), allí que me planté en el Palmeral del Zapillo. Mañana espléndida, con sol, sin gota de viento y con un perfecto mar en calma. La reunión-entreno, que fue una mezcla de sesión informativa y de entrenamiento en toda regla (hubo gente que se marcó un sprint completo por todo lo alto) estuvo muy entretenida -se formó un grupo majo y David Callejón y David Martínez se esforzaron por explicar todos los entresijos de la competición (dorsales, indumentaria, casco, boxes...), aportando trucos e ideas y, sobre todo, intentando animar a los menos duchos en la materia. Y es que parece que cuentan con que vamos a participar un montón de novatillos en junio. La idea era, por lo que me comentaron después, hacer que la gente viera que la cosa no es tan difícil y simular un sprint informal para que la gente viera que es posible terminarlo... La verdad que a mí me pareció una idea estupenda y felicito a los organizadores.
Hasta aquí la crónica objetiva de lo que pasó ayer. Ahora comienza la parte más personal y subjetiva.... Desde el principio descarté realizar el recorrido completo -como fui en MTB pasé olímpicamente de hacer la parte de bici; y como tocaba sesión de 10 kms de carrera a pie antes de comer, pues como que también pasé de la carrera... De lo que no pasé fue de las explicaciones y de observar a la gente -la verdad que la charla-presentación estaba muy orientada a los pardillos-novatillos que participaremos en la prueba. Como he dicho arriba, todo muy clarificador y muy interesante. Sin embargo, pingüinos novatillos éramos pocos: el grueso de participantes era un grupo de triatletas experimentados que, supongo yo, estarían como poco con la supercompensación del Medio Ironman de Elche. Juas juas.
Bueno, la cosa pintaba divertida -de verdad que es una experiencia inolvidable ponerse por primera vez un neopreno en público. Ya vamos entrando en faena -y es que no pasé de las explicaciones, ni de observar a la gente, ni, por supuesto, del agua. Habían colocado dos boyas para simular un recorrido de unos 700-750 metros -yo, inocente de mí, calibro la distancia desde el Paseo Marítimo y, claro, animal de piscina y de calle con corchera que soy, me imagino que los 700 metros serán una vuelta a las dos boyas. Cuando aclaran que el recorrido completo son dos vueltas enteras al recorrido de las boyas, me empiezo a poner nervioso. Cara de Mr Bean se me debió de poner. Pero bueno, tú tranquilo, en peores te has visto, me digo por lo bajini. Entonces lo veo claro: el recorrido este me va a servir para dos cosas: obviamente para estrenar el neopreno, pero también, y sobre todo, para ver si soy capaz de nadar 700 metros seguidos fuera de la piscina. Más que fuera de la piscina, en el mar... Bueno, ceremonia de salida en la orilla y allí que vamos, unos 25 tíos, calculo yo, que al ponernos a nadar me parecieron 25 mil, según la de brazos, piernas, neoprenos, patadas y manotazos que coincidieron en mi trayectoria inicial. Claro que el asunto patadas se solucionó pronto: en 30 segundos me quedo más solo que la una, comprobando lo que ya imaginaba, soy malísimo nadando. La cosa se complica porque, en 30 segundos más, experimento lo que había leído que le pasa a casi todos los triatletas en algún momento de su vida (sin ir más lejos, lo había leído unas horas antes en el blog de Ironmangadir): un ataque de ansiedad. Toma ya, algunos triatletas necesitan de toda una vida y de mil competiciones para experimentar un ataque de ansiedad en el agua, y ahí que voy yo, todavía en la categoría de aspirante a triatleta, y en el primer minuto de mi nado en el mar con neopreno ya lo tengo experimentado. Decido irme para la orilla, salirme, quitarme el neopreno y irme a mi casa a tomarme una tila. Pero claro, tampoco es plan, tomo una segunda decisión: decido centrarme en las buenas sensaciones. Un lujazo nadar en el mar. Un lujazo comprimido esto de ir nadando embutido en un neopreno. Un lujazo empezar a relajarme. De orilla nada. Así que tiro p'alante y decido recordar que esto es una prueba: comprobar si soy capaz de nadar 750 metros en el mar, sin pararme. Comprobar si soy capaz de alcanzar las boyas y dejarlas a mi derecha. La cosa se va relajando. A ratos, voy hasta disfrutando. Lento pero seguro me doy cuenta de que puedo. Tampoco es tan difícil (otra cosa sería con poniente y con oleaje, pero no nos pongamos en el peor de los casos...) Al final, consigo terminar las dos vueltas, sin cansancio y con la sensación de haber tenido el Mediterráneo solo para mí: y es que cuando terminé no quedaba allí ni Cristo, sólo David Callejón que estaría esperando por si me ahogaba o algo... Una pena no haber llevado crono porque me queda la duda del tiempo que tardé. Bueno, conclusión del bautizo: de aquí a junio tengo que nadar frecuentemente con neopreno en el mar. Debo trabajar la orientación porque, se me olvidaba, esa es una de las mayores dificultades: ir dando bandazos, que los dí, hace que los 750 metros puedan convertirse en 1500, y tampoco es plan. Más cosas que debo hacer: centrarme en lo positivo y no compararme con nadie, sólo conmigo mismo. Y lo positivo de la historia es que hace unos cuantos meses no hubiera sido capaz de hacer lo de ayer.
Bueno, termino ya la crónica esta que me estoy poniendo un poquito pesado. Antes de cerrar, breve resumen de las vacaciones en Madrid: padres, descanso (mucho dormir), algún paseo por el centro, terminar Sunset Park de Paul Auster (que me ha encantado), carreras por Polvoranca (51 kms en total en la última semana), piscina en Móstoles. Y, volviendo a retomar el tema del agua en la piscina: más técnica, más metros y alguna "marca" más. Arañando algún segundillo al crono: ya vamos por 1'48'' en 100m; 24' en 25m. Poquito a poco.
lunes, 25 de abril de 2011
jueves, 14 de abril de 2011
Compartiendo mi primer 100 sub 1'50'' con Lance Armstrong: recogiendo frutos en la piscina
Semana tranquila. Después de la tensión acumulada durante las semanas previas a Málaga, parece que me voy calmando y centrando en lo próximo. No sé a quién se lo decía pero, aunque no he podido bajar marca, me he quedado como perro que le quitan pulgas. Y es que tenía ganas de pasar página. Ahora, nuevas páginas y nuevo capítulo: lo que toca es la preparación del Triatlón de Almería. En esas ando: metiendo cuatro sesiones de piscina a la semana y con planes de coger mucho la bicicleta en cuanto que vuelva de las vacaciones de Semana Santa. Con planes de visitar alguna tienda de triatlón en Madrid para ver al menos un mono. En fin, todo huele a proyecto y a novedad.
En cuanto a la piscina, llevo días en que voy notando alguna mejoría: sobre todo lo noto en que voy bajando el número de brazadas por largo (desde las 36 o 38 que hacía antes de empezar con las clases y con los entrenos serios, ahora puedo hacer entre 24 o 30: no está mal el descenso, creo) y el tiempo en 400 metros.
Hoy sin embargo he notado muchas más cosas en el agua. Tantas he notado que he salido de la piscina en un estado de euforia que hacía tiempo no experimentaba. Lo principal no se puede explicar: el ir por el agua con la sensación (por fin) de ir cogiendo agua y no peleándome con ella. No sé: es todo difícil de explicar pero parece mentira lo que pueden hacer los consejos del monitor, los ejercicios de técnica y el meter horas entre corcheras. Lo mejor que me ha pasado hoy, sin embargo, ha sido bajar tiempos: por fin, un 100 por debajo de 1'50'', para ser exactos en 1'49'' (cinco segundos menos que mi mejor registro hasta ahora, pero creo que he bajado una buena barrera psicológica). Después, 20 series de 25m, todas a 27'' o 28''. Tampoco está mal. La verdad que el índice de eficiencia de mi gadget natatorio se habrá vuelto loco hoy, con algún 38, 39 y muchos 40 y 41. No está mal. Otro subidón el último set del día: 400 m por primera vez por debajo de 9' (8'53'', bajando desde la semana pasada 21 segundos). Bueno, habrá quien piense que son tiempos muy mediocres todavía. Yo, desde luego, los veo como un logro: sobre todo porque los voy mejorando al tiempo que consigo comprender cosas tan básicas como deslizar o coger agua.
Para terminar, un vídeo estupendo que tuve oportunidad de ver el otro día. Se trata de Lance Armnstrong en Kona. Está en inglés y está comentado por Paul Newsome, de Swimsmooth, una escuela de natación de Perth (Australia) que me gusta cada vez más. La filosofía de Swimsmooth es que nadie es perfecto nadando (ni siquiera Armstrong, que llegó al ciclismo procedente del tri, y que, después de hacer 2h46' en el último maratón de NYC, ha decidido volver al tri por todo lo alto). De alguna manera, según los australianos estos, hay que sacar partido a cuestiones personales (altura y constitución, deporte de procedencia, años de agua) que no tienen demasiada solución. Además, son un poco críticos con la bajada de brazadas como solución para todo: vamos, la antítesis de los místicos TotalImmersion (de los que no quiero acordarme, después del sablazo que me pegaron por una experiencia enteramente mediocre). Bueno, ahí va el video: a ver qué os parece. Por cierto, ¿sabíais que Juan Pelota es el nick de Armstrong en Twitter?
En cuanto a la piscina, llevo días en que voy notando alguna mejoría: sobre todo lo noto en que voy bajando el número de brazadas por largo (desde las 36 o 38 que hacía antes de empezar con las clases y con los entrenos serios, ahora puedo hacer entre 24 o 30: no está mal el descenso, creo) y el tiempo en 400 metros.
Hoy sin embargo he notado muchas más cosas en el agua. Tantas he notado que he salido de la piscina en un estado de euforia que hacía tiempo no experimentaba. Lo principal no se puede explicar: el ir por el agua con la sensación (por fin) de ir cogiendo agua y no peleándome con ella. No sé: es todo difícil de explicar pero parece mentira lo que pueden hacer los consejos del monitor, los ejercicios de técnica y el meter horas entre corcheras. Lo mejor que me ha pasado hoy, sin embargo, ha sido bajar tiempos: por fin, un 100 por debajo de 1'50'', para ser exactos en 1'49'' (cinco segundos menos que mi mejor registro hasta ahora, pero creo que he bajado una buena barrera psicológica). Después, 20 series de 25m, todas a 27'' o 28''. Tampoco está mal. La verdad que el índice de eficiencia de mi gadget natatorio se habrá vuelto loco hoy, con algún 38, 39 y muchos 40 y 41. No está mal. Otro subidón el último set del día: 400 m por primera vez por debajo de 9' (8'53'', bajando desde la semana pasada 21 segundos). Bueno, habrá quien piense que son tiempos muy mediocres todavía. Yo, desde luego, los veo como un logro: sobre todo porque los voy mejorando al tiempo que consigo comprender cosas tan básicas como deslizar o coger agua.
Para terminar, un vídeo estupendo que tuve oportunidad de ver el otro día. Se trata de Lance Armnstrong en Kona. Está en inglés y está comentado por Paul Newsome, de Swimsmooth, una escuela de natación de Perth (Australia) que me gusta cada vez más. La filosofía de Swimsmooth es que nadie es perfecto nadando (ni siquiera Armstrong, que llegó al ciclismo procedente del tri, y que, después de hacer 2h46' en el último maratón de NYC, ha decidido volver al tri por todo lo alto). De alguna manera, según los australianos estos, hay que sacar partido a cuestiones personales (altura y constitución, deporte de procedencia, años de agua) que no tienen demasiada solución. Además, son un poco críticos con la bajada de brazadas como solución para todo: vamos, la antítesis de los místicos TotalImmersion (de los que no quiero acordarme, después del sablazo que me pegaron por una experiencia enteramente mediocre). Bueno, ahí va el video: a ver qué os parece. Por cierto, ¿sabíais que Juan Pelota es el nick de Armstrong en Twitter?
martes, 12 de abril de 2011
XXI Media Maratón Ciudad de Málaga: la crónica de lo que no pudo ser
Pues no pudo ser. Mi rito primaveral de bajar marca en la que es una de mis carreras favoritas se interrumpió este año. Ahora me queda la duda de si los imprevistos y situaciones sobrevenidas que rodearon la carrera son responsables hasta cierto punto de no llegar al objetivo o, por el contrario, simplemente me faltaba entrenamiento. Puede ser que la razón de quedarme a 2'04'' de mi mejor marca (la del año anterior en la misma prueba) se deba a una mezcla de ambas: falta de entrenamiento y varias cosillas más que vinieron a ayudar. Cosillas como el calor (alrededor de 28ºC), el viento de poniente aterralao que molestó en la segunda parte de la carrera, la salud de mi padre que no está en su mejor momento y que se complicó bastante el domingo, la cantidad de tiempo que tardé en adelantar al grueso de los participantes -una reflexión: ¿por qué la gente se empeña en situarse bien en la línea de salida para luego ir a ritmos bajitos o normales?. En fin, las cosas que pasan. Uno se imagina una carrera perfecta y luego las cosas son como son. ¿Existen las carreras perfectas? No lo creo: incluso los profesionales tendrán sus vidas familiares, sus dudas, sus vientos de poniente particulares, sus buenos, regulares y malos días.
Por lo demás, el intento de rito de este año, llamémosle ritus interruptus, tuvo su parte de ceremonia y de disfrute particular. Las cosas de siempre: recogida de dorsal, turismo por Málaga, cervezas y tapitas, nervios del día anterior. Todo en la línea normal. También en la línea habitual el despertador que suena a las 7.40 en un domingo y que hace que te preguntes tantas cosas: ¿hasta cuándo? ¿para que? ¿estamos cuerdos? Toda una serie de preguntas que se van contestando solas según uno llega al estadio y comprueba que hay cada vez más piraos en este tema. Preguntas que se responden, sobre todo, cuando suena el pistoletazo de salida y, como era previsible, uno lo ve claro y decide intentar ir como un tiro. A pesar de la conversación telefónica con mi madre, a pesar de saber que mi padre no está bien, a pesar de todo: como un tiro, esa es la consigna. Porque vuelvo a constatar que me gusta correr, me gusta jugar a ganarme a mí mismo, me gusta jugar a derrotar al tiempo: al tiempo de las carreras, pero también al tiempo que va pasando y quiere poner las cosas cada vez más difíciles. Así las cosas, voy adelantando gente y creo que es por el km 2 que ya he puesto los puntos sobre las íes y ya voy a una media aceptable: alrededor de 4' por kilómetro. Sigo y veo que voy estupendo, de piernas y de cardio. Paseo Marítimo nuevo y empiezo a saborear el recorrido de este año, que, para mi gusto, es el más bonito de todas las Medias de Málaga en que he participado. Pasamos el río y enfilamos el Paseo de los Curas y la zona del puerto. Por el Parque, sorpresa de la carrera: alcanzo al triatleta bloggero Ironmangadir y sus inconfundibles zapatillas (un placer conocerte, Ironmangadir: ya coincidiremos en más eventos de estos, aunque me quede un poco lejos todavía tu nivel de triatlones y de horas de entreno). Compartimos un par de kilómetros y un rato de charleta, lo cual me sirve para darme cuenta, otra vez, de lo que me gusta hablar en las carreras. También me doy cuenta de lo que ha cambiado el mundo: esto de tener amistades online -gente que sabemos los unos de los otros sin habernos conocido en la realidad auténtica. Increíble.
Pero bueno, el caso es que estamos ya por la Malagueta y entramos en la zona más bonita de la carrera: Paseo Marítimo Pablo Picasso. Baños del Carmen. Y ahora, claro, toca volver al estadio. He pasado los 10 kms en unos 39'. No voy mal. Pero ando un poco despistado: a ratos resuelvo mis fórmulas mentales caseras y veo posible llegar en 1h23' y poco. A ratos lo veo más difícil. La cosa es que a la vuelta no voy viendo las marcas de kilometraje (¿estaban por algún sitio?): me voy guiando por los avituallamientos. El resto tiene poca historia: vuelta por el Paseo Marítimo nuevo, poco público, sombras escasas que voy buscando, botellas de agua que me voy derramando por la cabeza y la espalda. Las chimeneas de la térmica: señores y señoras, esto va oliendo a final. Y por fin una marca de kilometraje: el kilómetro 19 que paso en 1 hora y casi 17 minutos. El kilómetro 19 que me hace ver que ya, por mucho que corra, no voy a bajar marca. Aun así, sigo tirando, esperando algún tipo de milagro del cronómetro. Estadio. Entrada y vuelta a la pista. Al final: 1h26'02'', a un promedio de 4'04'' por kilómetro. Entro en el puesto 110 de más de 2700 llegados, el 21 de mi categoría. Supongo que no está mal, supongo que hacía mucho calor, supongo que hacía viento. Supongo que también estoy un poco decepcionado.
Por lo demás, el intento de rito de este año, llamémosle ritus interruptus, tuvo su parte de ceremonia y de disfrute particular. Las cosas de siempre: recogida de dorsal, turismo por Málaga, cervezas y tapitas, nervios del día anterior. Todo en la línea normal. También en la línea habitual el despertador que suena a las 7.40 en un domingo y que hace que te preguntes tantas cosas: ¿hasta cuándo? ¿para que? ¿estamos cuerdos? Toda una serie de preguntas que se van contestando solas según uno llega al estadio y comprueba que hay cada vez más piraos en este tema. Preguntas que se responden, sobre todo, cuando suena el pistoletazo de salida y, como era previsible, uno lo ve claro y decide intentar ir como un tiro. A pesar de la conversación telefónica con mi madre, a pesar de saber que mi padre no está bien, a pesar de todo: como un tiro, esa es la consigna. Porque vuelvo a constatar que me gusta correr, me gusta jugar a ganarme a mí mismo, me gusta jugar a derrotar al tiempo: al tiempo de las carreras, pero también al tiempo que va pasando y quiere poner las cosas cada vez más difíciles. Así las cosas, voy adelantando gente y creo que es por el km 2 que ya he puesto los puntos sobre las íes y ya voy a una media aceptable: alrededor de 4' por kilómetro. Sigo y veo que voy estupendo, de piernas y de cardio. Paseo Marítimo nuevo y empiezo a saborear el recorrido de este año, que, para mi gusto, es el más bonito de todas las Medias de Málaga en que he participado. Pasamos el río y enfilamos el Paseo de los Curas y la zona del puerto. Por el Parque, sorpresa de la carrera: alcanzo al triatleta bloggero Ironmangadir y sus inconfundibles zapatillas (un placer conocerte, Ironmangadir: ya coincidiremos en más eventos de estos, aunque me quede un poco lejos todavía tu nivel de triatlones y de horas de entreno). Compartimos un par de kilómetros y un rato de charleta, lo cual me sirve para darme cuenta, otra vez, de lo que me gusta hablar en las carreras. También me doy cuenta de lo que ha cambiado el mundo: esto de tener amistades online -gente que sabemos los unos de los otros sin habernos conocido en la realidad auténtica. Increíble.
Pero bueno, el caso es que estamos ya por la Malagueta y entramos en la zona más bonita de la carrera: Paseo Marítimo Pablo Picasso. Baños del Carmen. Y ahora, claro, toca volver al estadio. He pasado los 10 kms en unos 39'. No voy mal. Pero ando un poco despistado: a ratos resuelvo mis fórmulas mentales caseras y veo posible llegar en 1h23' y poco. A ratos lo veo más difícil. La cosa es que a la vuelta no voy viendo las marcas de kilometraje (¿estaban por algún sitio?): me voy guiando por los avituallamientos. El resto tiene poca historia: vuelta por el Paseo Marítimo nuevo, poco público, sombras escasas que voy buscando, botellas de agua que me voy derramando por la cabeza y la espalda. Las chimeneas de la térmica: señores y señoras, esto va oliendo a final. Y por fin una marca de kilometraje: el kilómetro 19 que paso en 1 hora y casi 17 minutos. El kilómetro 19 que me hace ver que ya, por mucho que corra, no voy a bajar marca. Aun así, sigo tirando, esperando algún tipo de milagro del cronómetro. Estadio. Entrada y vuelta a la pista. Al final: 1h26'02'', a un promedio de 4'04'' por kilómetro. Entro en el puesto 110 de más de 2700 llegados, el 21 de mi categoría. Supongo que no está mal, supongo que hacía mucho calor, supongo que hacía viento. Supongo que también estoy un poco decepcionado.
jueves, 7 de abril de 2011
Una de intriga: XXI Media Maratón Ciudad de Málaga
Hoy toca presentar el argumento de una de intriga. La película es el sexto remake sobre la Media de Málaga, así que el argumento está ya un poco manido -el protagonista se dispone a acudir a su cita anual con el citado evento deportivo, una carrera donde, en los últimos años, siempre ha ido bajando su MMP en Media Maratón. Por resumir la trama un poco, el protagonista acude a la cita con sus dudas habituales y una cierta desgana. Le pasa en casi todas las carreras; aunque sabe que nunca ganará ninguna, tiene un cierto nudo en el estómago, llámese nervios o miedo escénico. En cualquier caso, ya conocéis al protagonista: competitivo donde los haya y con mucho pundonor en esto de la actividad física y la mejora de tiempos. Hace tiempo comprendió que esto de las carreras consiste en ganarse a uno mismo. Y como siempre ha conseguido ganarse a sí mismo en Málaga, es natural que afronte esta sexta media malagueña con bastante aprensión: el miedo a no conseguir su rito anual, el miedo al día en que las MMP se estancarán y no mejorarán, el miedo a que las últimas semanas de entrenamientos no hayan podido ser todo lo buenas que él hubiera querido... El tema de siempre -los días de aquí al domingo son previsibles; esta tarde el protagonista intentará hacer una salida de 8 kms (si el viento de levante lo permite); mañana viernes, reposo y tranquilidad; el sábado, viaje a Málaga y recogida de dorsal y una crisis deportiva-existencial tremenda ("qué pocas ganas de correr mañana", es lo que irá pensando y diciendo durante todo el día). Espero que el domingo pase lo de siempre: nervios mañaneros, estadio, calentamiento, las rutinas de siempre y, una vez que suene el pistoletazo de salida, se le quitarán todas las perezas y todas las dudas. Irá a por ello y volverá a darse cuenta de lo mágico que es correr una media maratón, su distancia favorita. La intriga está servida, ¿conseguirá mejorar su tiempo o no? La solución, el domingo en los mejores cines...
domingo, 3 de abril de 2011
La semana de la decisión y de los buenos entrenos...
Pues ya está. Por fin he dado el paso que pondrá al eterno aspirante a triatleta en la tesitura de convertirse en triatleta de verdad. Tras meses y meses de pensar, meditar, leer, fanfarronear, triatlonear e imaginar, ayer me inscribí al Triatlón Ciudad de Almería. Así que el próximo 19 de junio tendré que coger el toro por los cuernos y hacer, por fin, lo que tantas veces me he imaginado haciendo. Bueno, con lo pesado que soy, quedan muchas entradas en las que iré actualizando mis movidas mentales y mis entrenamientos y mis dudas y mis progresos (eso espero) en el agua... Por cierto, muchas gracias a quienes me habéis animado a decidirme y a dejar de dudar...
Por lo demás, esta semana, además de tomar la gran decisión (cómo me gusta exagerar las cosas), me he dedicado a intentar hacer una buena semana de entrenamientos de cara a la Media de Málaga del domingo que viene... Después del trancazo y los antibióticos y la frustración, llegó la mala leche y el querer comprobar si la forma seguía ahí. Al final, me queda la duda de si me he pasado en kilómetros en una semana en que ya tendría que haber estado metiéndome en la dinámica del tapering. No sé; el caso es que he vuelto a disfrutar con los entrenos rápidos y me ha gustado comprobar que el cuerpo y la mente me aguantaban el juego. Algunos entrenamientos, en concreto la pirámide de fartlek de ayer, van un poco fuera de tiempo: no creo que a ocho días de un evento un trabajo de velocidad vaya a tener mucho efecto en los resultados; pero también hay que valorar los efectos positivos en la mente, ¿no? Después de todo, supongo que lo del deporte amateur debe tener una buena dosis de dejarse llevar y de intuición y, sobre todo, de disfrute. Y si esta semana me apetecía meter tres sesiones de velocidad, pues allá penas... Peor sería tener que hacer sesiones de velocidad y no tener ganas...
Por si a alguien le interesa, aquí está el resumen de la semana -un total de 61 kms de carrera a pie y 5800 metros de piscina en diez sesiones, seis de pie y cuatro de piscina (los kilómetros de bici urbana ni los cuento, no merece la pena). Bueno, creo que no está mal del todo:
Lunes: descanso
Martes: 1150 metros de piscina con malísimas sensaciones y 8 kms a pie a 4'57''
Miércoles: 1300 metros de técnica con el monitor y 5 kms a ritmo intenso constante a 3'52''
Jueves: 1550 metros (técnica y nado normal) y 10 kms ritmo progresivo a 4'05'' de promedio
Viernes: 9 kms recuperación a 4'57''
Sábado: 1800 metros (técnica y nado normal con buenas sensaciones) y 12 kms pirámide de fartlek a 4'14'' de promedio
Domingo: tirada larga de 17 kms a 4'58''
Como otras semanas, la posibilidad de salir ayer sábado con la gente de la Peña de la Rotonda quedó postergada para mejor ocasión... Tras la Media de Málaga, debo dejar sesiones de carrera a pie y toca empezar a engancharme a la bici como un poseso.
Por lo demás, esta semana, además de tomar la gran decisión (cómo me gusta exagerar las cosas), me he dedicado a intentar hacer una buena semana de entrenamientos de cara a la Media de Málaga del domingo que viene... Después del trancazo y los antibióticos y la frustración, llegó la mala leche y el querer comprobar si la forma seguía ahí. Al final, me queda la duda de si me he pasado en kilómetros en una semana en que ya tendría que haber estado metiéndome en la dinámica del tapering. No sé; el caso es que he vuelto a disfrutar con los entrenos rápidos y me ha gustado comprobar que el cuerpo y la mente me aguantaban el juego. Algunos entrenamientos, en concreto la pirámide de fartlek de ayer, van un poco fuera de tiempo: no creo que a ocho días de un evento un trabajo de velocidad vaya a tener mucho efecto en los resultados; pero también hay que valorar los efectos positivos en la mente, ¿no? Después de todo, supongo que lo del deporte amateur debe tener una buena dosis de dejarse llevar y de intuición y, sobre todo, de disfrute. Y si esta semana me apetecía meter tres sesiones de velocidad, pues allá penas... Peor sería tener que hacer sesiones de velocidad y no tener ganas...
Por si a alguien le interesa, aquí está el resumen de la semana -un total de 61 kms de carrera a pie y 5800 metros de piscina en diez sesiones, seis de pie y cuatro de piscina (los kilómetros de bici urbana ni los cuento, no merece la pena). Bueno, creo que no está mal del todo:
Lunes: descanso
Martes: 1150 metros de piscina con malísimas sensaciones y 8 kms a pie a 4'57''
Miércoles: 1300 metros de técnica con el monitor y 5 kms a ritmo intenso constante a 3'52''
Jueves: 1550 metros (técnica y nado normal) y 10 kms ritmo progresivo a 4'05'' de promedio
Viernes: 9 kms recuperación a 4'57''
Sábado: 1800 metros (técnica y nado normal con buenas sensaciones) y 12 kms pirámide de fartlek a 4'14'' de promedio
Domingo: tirada larga de 17 kms a 4'58''
Como otras semanas, la posibilidad de salir ayer sábado con la gente de la Peña de la Rotonda quedó postergada para mejor ocasión... Tras la Media de Málaga, debo dejar sesiones de carrera a pie y toca empezar a engancharme a la bici como un poseso.
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