El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

lunes, 30 de enero de 2012

XV Media Maratón Ciudad de Almería: la crónica de mi primera carrera con i-pod

Ayer amaneció un día espléndido en Almería y  todo pintaba bien para cumplir con el rito y la ceremonia de siempre, las rutinas de toda competición (ya sabéis: madrugón, desayuno, vaciado corporal, nervios, estadio, saludos, estiramiento, calentamiento, último vaciado de vejiga, pistoletazo y a correr), y tampoco pintaba mal para hacerlo lo mejor posible. Ya me conocéis: si no puedes ser el mejor, hazlo lo mejor que puedas... No contento con repetir rito y ceremonia, ayer se me ocurrió introducir dos novedades: desayuno con copos de avena combinados con yogur y llevar el i-pod durante la carrera. Nunca había competido con música y quería experimentar. Aunque para novedad, lo mejor fue irrumpir en el parking del Estadio de los Juegos Mediterráneos con los Manel a todo trapo y cargándome de energía positiva cantando a tope de voz: sembla tan clar que ens equivoquem com que ho anem fer. Y es que, parece tan claro que nos equivocamos como que lo vamos a hacer... Sin duda: quizás es una equivocación estar aquí en una mañana de domingo, pero ahí estábamos otra vez.
Hay que decir que esta era mi segunda competición del año y la primera prueba larga para comprobar cómo está resultando mi adaptación al entrenamiento de triatlón. En fin, que así llegué a las 10 de la mañana y al pistoletazo de salida: auriculares puestos y curiosidad por saber cómo se me iba a dar la carrera.
Me sorprende la gente que cuenta, tras una carrera, que han ido a ritmo de entrenamiento o que se han tomado una media maratón como un rodaje controlado. Los admiro. Yo no sé hacer eso y, en cuanto toca salir, empiezo a correr a tope: pies para qué os quiero. Ayer la cosa se desbocó, incluso, un poco: los primeros 3 o 4 kilómetros voy a un ritmo demasiado alto para mi gusto (3'40'' o así), ritmo que me hace pensar que puedo pinchar pronto. Después de todo, tengo los rodajes largos dominicales muy abandonados y me asaltan las dudas: una cosa es hacer una carrera de 10 kms reventando y otra muy diferente es saber sufrir y aguantar durante 21. En todo caso, los kilómetros van cayendo por este recorrido tan aburrido por la Vega de Acá. Parece que el cuerpo aguanta y paso el kilómetro 10 en 39'40'', buen tiempo para una carrera de 10 kms pero vuelvo a dudar de si voy a ser capaz de doblar a este ritmo. La cosa es que nos vamos para el centro de Almería: ahí voy yo, con los Smiths, con los Decemberists, con Sigur Rós, con PJ Harvey, con Fito, con quien toca en el shuffle. Ahí voy yo, sobre todo con Bruce Springsteen: que me va desgranando canciones y me va revelando verdades interesantes. Davy dancing in the moonlight, Davicillo bailando a la luz de la luna. Para poco después decirme que Hazy Davy got really hurt. Al final Davicillo se hizo daño: lo cual me recuerda que no he pasado todavía el kilómetro 14 y me queda todavía un tercio de carrera. Tengo que tener cuidado no vaya a terminar como el de la canción. Última subida por la Rambla y noto que voy perdiendo algo de fuelle. Haciendo aritméticas varias, confirmo el cálculo: ando ya casi por 4' el kilómetro. Bueno, no voy mal del todo. Siguen cayendo kilómetros y toca bajar hacia el mar otra vez. Auditorio, Nueva Almería, kilómetro 17 y mi Bruce Springsteen con I'm going down (Me voy para abajo) me recuerda que quedan todavía 4 kilómetros por delante, lo suficiente para pinchar y pagar errores de cálculo. De todos modos, soy un chico con suerte y ahí están Lola y su family, que han venido a ver la carrera y animarme (gracias por los ánimos y por el seguimiento): parece mentira lo que un detalle así puede influir. Ánimos, saludos y recta final: como si me hubiera tomando un gel de glucosa, enfilo kilómetro 18 y decido que esto va a terminar medio bien. Hago más cálculos de runner aficionado y veo que, con un poquito de esfuerzo, soy sub 1h25'.  Entro en el estadio, pista y para meta: al final de la recta veo el reloj, que va ya por 1h24'40 y muchos. Esprinto: a duras penas, pero esprinto. Ahí oigo a alguien que me anima entrando en meta (gracias, Isa) y ahí nos quedamos, en 1h24'57'' y con cara de haber sufrido un poco, como se ve en la foto. El 22º de mi categoría y el 121º de la general, a 4'01'' por kilómetro. No está mal. Luego toca la ceremonia de la llegada: toses, confusión, quítate el chip, hidrátate, estira... Foto con mis compis del NoName Team y poco más. Prueba superada: la avena parece que funciona bien en el desayuno pre-competición.

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