El diario de un outsider residente en los arrabales del trimundo

lunes, 31 de enero de 2011

XIV Media Maratón Ciudad de Almería: una crónica más y 1h27'04''


Pues eso: una media maratón más (y van diecisiete, creo). Y una crónica más. O quizás no es una más; porque, después de todo, esta es la crónica de una carrera estupenda, con sensaciones de facilidad y de confirmación de que el planteamiento quien tuvo retuvo puede, al menos a veces, funcionar. Una crónica de los nervios de siempre, de las caras conocidas, los saludos, los apretones de manos a conocidos y desconocidos -para apretón de manos, el de este señor desconocido que, por azar, nos acabó revelando en la recta de calentamiento que tenía cáncer de páncreas y 65 años. Y, añadiría yo, unas ganas de vivir y de correr que no le cabían en la cara...
Pues eso, en eso estábamos: a base de nervios, saludos y estiramientos pre-carrera, uno acaba poniéndose en medio de la masa tras la línea de salida. Y sale, esta vez sin oír el pistoletazo de salida. Sólo intuyéndolo, y entonces comprende lo que ha comprendido tantas veces: que, por mucho que diga que no lo va a intentar, que va a hacer una carrera tranquila, sin grandes pretensiones (a, digamos, 5' el kilómetro), por mucho que diga todo eso el día anterior, al final una carrera es una carrera. Una carrera es dar lo que se puede, desde dentro. Y, una vez que vuelvo a comprender eso en el primer minuto, me doy cuenta de que esta carrera no es otra más: por eso esta crónica quizás no sea otra más tampoco. Porque, como os estaba intentando decir, esta es la crónica de un día de lujo para correr, temperatura perfecta, sol, y un poniente que estaba sabiamente en stand-by. Y claro, al entender todo eso, me doy cuenta de que tengo que montármelo bien: tengo que, en décimas de segundo, concretar un objetivo y una estrategia para conseguirlo. Porque si el día antes me decidí a ver el vaso medio lleno (y nunca verlo más medio vacío), me hace falta ver que todos estos años, meses, carreras, entrenamientos, pirámides de fartlek, planes de entrenamiento, revistas, libros, páginas de internet, foros, zapatillas, gadgets, ciudades vistas desde el borde de una malla y unas zapas, caras conocidas y desconocidas, charlas y risas, me hace falta ver que todo eso ha dejado su poso. Y es eso, precisamente, lo que busco: comprobar que hay poso y que ese poso me permite hacer una buena carrera sin habérmela preparado bien. Sin haber hecho nada de velocidad en los últimos dos meses. Y puede ser también que sea el día tan estupendo y el sol (cuánto se echa de menos el sol en Almería cuando no lo vemos durante días) los que me animan. O el hecho de haberme perdido la primera Alleycat de Almería la noche anterior con el propósito de estar fresco... O, ¿por qué no?, sería porque la Media Maratón de Almería estrenaba recorrido y había que hacer un buen papel. O porque, al vestirme por la mañana, decidí, un poco de manera improvisada y sin saber muy bien por qué, calzarme las Wave Elixir y no las GT2150. Vaya usted a saber....
La cosa es que a los tres o cuatro minutos, cuando termino (es un decir) de adelantar gente (¿hasta cuándo esta chapuza de mezclar en la salida corredores de la media y de los 9 kms saludables?), me siento ya instalado en un buen ritmo. Un buen ritmo que creo mantener durante todo el recorrido, ahí voy entre 4'05'' y 4'10''; con mis tics usuales en las carreras: entablar conversación con gente que no quiere perder nada de resuello charlando con un tio pesao como yo; echarme agua por encima de la cabeza y del buff para terminar totalmente empapado al final de la carrera; o hacer cálculos de todo tipo, inventándome fórmulas para desglosar tiempos y carreras, ritmos totales y parciales... Como esta vez, que, con elegancia matemática, me planteo la carrera en tres tercios: el kilómetro 7, primera hora de la verdad, lo paso en 29 minutos; si me mantengo así, el segundo tercio y el tercer tercio de carrera, triunfo. Y así va la cosa: kilómetro 14, en 57 minutos y algo. Y, claro está, si sigo así, bajo de hora y media. Tengo margen. Pero no quiero ceder ningún segundo al dichoso margen y decido mantener ritmo, carros y carretas para terminar de superar un enero con una cuesta puñetera como ninguna. Y lo consigo. Al final 1h27'04'', tiempo oficial. Puesto 142 de la general y 22 de mi categoría. Vamos, que a Londres 2012 no voy a ir, pero bueno: creo que ha sido una de las carreras que he terminado más fresco y satisfecho en mi historial runner.
¿Algún aporte objetivo sobre la carrera? ¿Algo que no suene a paja mental? Bueno... quizás dos cosas: el recorrido lioso y lleno de giros por todos lados, rotondas, giros y más giros que te cortan el rollo enteramente y que dan la oportunidad a muchos (¿la mayoría?) de recortar por las aceras y esquinas como si esto, en vez de una carrera, fuera un certamen de recorteadores. Y es que, donde se pongan las interminables rectas de algunos recorridos que se quiten las tonterías. (Aunque volviendo al territorio friki de mis cursiladas habituales, el giro de la Rambla por la parte de abajo, por delante de la fuente, me pareció impagablemente bonito -el trozo más bonito de la carrera, si no el único...) Segundo comentario serio sobre la carrera: este año, más que otros, he visto la carrera un poco en crisis. Una pena, porque la organización ha estado, esta vez, bastante bien: pero si quitáramos a la gente de la BRILEG y de los 9 kms Saludables, ¿cuánta gente habría participado?. No sé, lo mismo es el calendario, o la distancia a este rincón del mundo, o lo que sea, pero no veo la Media de Almería demasiado consolidada. Pero bueno, creo que va siendo hora de cerrar esta crónica... ¿Ha sido una crónica más?

sábado, 29 de enero de 2011

Contador y el vaso medio lleno

La semana ha seguido como estaba previsto: preparándome para la Media Maratón de mañana (hidratándome lo más posible desde el jueves tarde e intentando dormir lo más posible en la noche del viernes a hoy sábado). Al final he salido dos días a correr, 8 kms de nada cada uno de ellos; también he hecho mis tres sesiones de piscina: 5200 metros en total. Esta tarde tocará ir a por el dorsal y las ceremonias preliminares: hoy ni gota de cerveza, hidratos en forma de pasta esta noche, preparar la ropa y la mochila... Lo de todos los días previos a una carrera...
Pues eso, que la semana ha seguido como estaba previsto. Una novedad: Contador ha sido suspendido por un año. Se veía venir. Mira que me caía bien este chaval de Pinto, con pinta de buena gente, con familia de Badajoz (como yo), con historial médico complicado... Con todos los ingredientes para caer bien, en definitiva, se había convertido en uno de mis pocos referentes deportivos (que no soy yo de perder la cabeza ni idolatrar deportistas, vaya). La cosa pintaba mal: no sólo había dado un positivo en clembuterol, sino que, según ciertos rumores, las analíticas mostraban no sé qué restos del plástico propio de las bolsas de sangre utilizadas en transfusiones... En fin, que, como digo, la cosa pintaba regular. Luego lo oyes hablar y tal, y sigue pareciendo que no ha roto un plato en su vida pero... La duda quedará ahí, para siempre, y yo he decidido bajarlo de mi altar de personas admirables. Sí, la presión hacia los deportistas de élite es muy grande; el deporte se ha convertido en un espectáculo mediático, un circo que demanda una continua superación de mejoras y de récords y de límites. Sí. Estoy de acuerdo, pero no es justificación para lo que está pasando en el deporte (para qué mencionar la Operación Galgo y demás...)
Y también está la posibilidad de que hayan ido a por él y que, al final, la historia se reduzca a un pedazo de entrecot contaminado. De todos modos, da igual: si hay muchos deportistas populares que somos responsables con nuestra alimentación (que nos suplementamos sólo con jalea y con té verde y rooibos...), creo que es obligación de Contador ser aun más responsable con lo que se mete entre pecho y espalda, aunque sea un trozo de buey. La duda, desde luego, va a quedar ahí y sus tours y sus logros no se van a ver igual nunca más... Una pena.
Al hilo de lo exigentes que somos muchos populares con la alimentación (que si no sé cuántas piezas de fruta al día, que si alimentos biológicos e integrales, que si tofu, que si seitán, que si equinácea en vez de tener que tomar medicinas, que si té verde o blanco en vez de suplementos antioxidantes...), he reflexionado bastante sobre lo exigentes que somos (algunos por lo menos) con nuestros entrenos y nuestros resultados. He empezado a darme cuenta de que el exigirse siempre rendimientos astronómicos, por encima de la media, incide en la autoestima y en acabar viendo el vaso medio vacío.
Y no: he decidido, haga el tiempo que haga mañana en la Media, y pase lo que pase, empezar a ver el vaso siempre medio lleno. Sí: porque a nada lleva no conformarse con nada. Como ejemplo, el mes de enero, en que me he visto tan mediocre y tan perezoso. Al final, va a terminar con más de 200 kms de carrera a pie y con cerca de 15000 metros de piscina. También con unos cuantos kilómetros de bici urbana. Y sí: habrá a quien le parezca poco pero... Al final, visto con la óptica del vaso medio lleno, va a ser un pedazo de mes.

miércoles, 26 de enero de 2011

Una semana con regalo -¿qué hacer en la semana de una carrera?

Esta semana, como ya había comentado en la entrada anterior, tiene premio: la Media Maratón de Almería. La primera carrera del año, al menos para mí; y una que nunca me preparo de manera específica. La corro viviendo de las rentas y un poco por obligación: como es la carrera de esta ciudad, parece que estaría feo no correrla... Como la semana tiene ese regalo el domingo, toca planteársela en plan muy tranquilo. Generalmente, las semanas en que tengo una carrera, suelo meter dos sesiones de carrera a pie y nunca más allá de 8 o 10 kms en cada una. Y es que hay que tener claro que el cuerpo asimila los entrenamientos con diez días de retraso, por lo que, en principio, de nada sirve entrenar durante la semana de un evento. Lo que quiero decir es que, por mucho que entrenáramos en la semana de una carrera, lo único que conseguiríamos sería cansancio acumulado e innecesario. ¿Por qué corremos entonces, aunque sean dos o tres días, en la semana de una carrera? Supongo que por dos razones: para no coger kilos y por motivos psicológicos. En los efectos psicológicos metería también esas rectas o miniseries que se suelen meter en la semana de una carrera: si uno comprueba que todo va bien, que soporta un buen ritmo, que las piernas responden, que, en definitiva, está fino, se afronta la carrera del domingo mejor. Pero me reafirmo, meter grandes intensidades con pretensión de mejora en los diez días anteriores a una carrera creo que no es fisiológicamente realista.
Espero que perdonéis mi tonillo didáctico, pero es que hoy me he levantado con el chip profesor puesto. Y, ya lo sé, son cosas que sabemos todos los que corremos y tal; sin embargo, cuántas veces me he encontrado con gente que hace series en plan serio en los días inmediatamente anteriores a una carrera. También sé de algún caso que se ha metido una tirada larga a dos días vista de un medio maratón. O una sesión de piernas en el gimnasio el día de antes... Supongo que hay gustos y estilos de entrenamiento diferentes, cada deportista tiene sus rutinas y sus ceremonias y sus sesiones talismán -lo que pasa es que la evidencia fisiológica creo que no puede negarse y lo mejor que puede hacerse en la semana de una carrera es reducir sesiones, reducir intensidades y reducir kilometraje. Vamos, el famoso tapering...
Ayer, sin embargo, no cumplí del todo con estas normas mías tan de andar por casa: como no he hecho nada medianamente rápido y con chispa en las últimas semanas, y como salí a hacer 8 kms de nada, me piqué conmigo mismo y me marqué un rodaje con cierta alegría: 4'24'' de promedio, que atribuyo un poco al frío que hacía y al propio pundonor ese que me hizo probarme (y buscar mejores sensaciones que las que tuve, a medio día, en la piscina). 4'24''x km: nada del otro mundo, ya lo sé, pero aun así contradije las normas que he explicado más arriba. ¿A lo mejor es que, de después de todo, no existen normas en el deporte popular y lo que debe hacer uno es lo que le pide el cuerpo...?

domingo, 23 de enero de 2011

Agarrando 2011 por los cuernos

Como ya estamos a 23 de enero,  es un poco tarde para perder el tiempo con eso de las resoluciones de Año Nuevo. Una movida mental así, en forma de resoluciones y promesas y compromisos arriesgados, hubiera pegado en el blog hace dos o tres semanas. Como ya no es momento, cambio el discurso un poco y me propongo agarrar el 2011 por los cuernos. No, no es lo mismo que agarrar el toro por los cuernos; no nos equivoquemos: 2011 no es un animal, sino un año con cuernos. Vamos, eso es lo que se me ha venido antojando a mí: un año un tanto capullo que ha intentado no dejarme remontar en sus primeras tres semanas de vida. Como uno no está para aguantar capulladas, me he decidido (sin prisa, pero sin pausa) dejarme de tonterías y pasar a hacerle la mejor de mis zancadillas y placarlo. Acabemos el mal de raiz: no pain, no gain -o lo que es lo mismo, si no te impones sobre un año que se está intentando hacer el listito, no remontas en la vida...
Para empezar, ya hay eventos a la vista: estoy inscrito en el Medio Maratón de Almería, que es el domingo que viene y que afrontaré habiendo hecho poco o ningún entrenamiento específico. Más bien con el famoso planteamiento de que quien tuvo, retuvo. Más vale que sea así. Y si no, pues nada: a disfrutar de un nuevo recorrido (más feo y anodino que el anterior, si cabe); pero claro, tampoco era plan no correr el Medio Maratón, el gran evento runner, de esta ciudad en la que vivo. Después de eso, hay un segundo evento: el III Trail de Cabo de Gata. Vale, los Aqueatacamos se pasan cada día más con los precios; pero en este caso no era tampoco plan perderse el evento runner más bonito de esta provincia. Eso será el 6 de marzo y, si corro el Medio Maratón de Málaga, como viene siendo costumbre, me vendrá de lujo como rodaje largo de calidad.
Para continuar, sigo pensando que 2011 debe seguir siendo el año de mi primer sprint. O eso o, si no, acabaré cambiando el pretencioso nombre de este blog y vendiendo la Trek en el mercadillo. Como no estará el mercadillo para bollos, debería orientar toda la actividad física a lo del sprint. Y claro, uno lee planes de entrenamiento para triatlones de esa distancia y se harta de reir: que si corra usted 20 minutos y dúchese, que si haga 25 minutos de bicicleta y tómese una bebida isotónica, que si haga 10 largos en la piscina de su pueblo y aplíquese con esmero algún producto antihongos. No, estoy exagerando un poco, ya lo sé. Pero lo que saco en claro con esos planes es que mi nivel de actividad física actual me permitiría sin mucho problema terminar un sprint. Lo que me falta, claramente, es mejorar el agua y, sin duda, inscribirme en algún evento. Eso saqué en claro en un artículo interesante sobre Resoluciones de Año Nuevo y Triatlón que leí en una magnífica web, Beginner Triathlete, orientada a fomentar el triatlón entre gente de todo tipo. Por cierto, cosa que se echa de menos en España, donde, como ya dije en otra ocasión, da la impresión de que hay intereses para que el triatlón popular no exista. Bueno, sin irme por las ramas, una de las cosas que aconsejaban en ese artículo era precisamente eso: que quiere ser usted un triatleta, que se ha decidido, pues nada, encuentre un evento sprint, se inscribe, paga el dinero y ya verá como se centra mucho más en lograr su objetivo.
De momento, estas últimas dos semanas he puesto algún granito de arena para, poco a poco, ir despegando: la semana pasada terminó con 54 kms de carrera a pie y 3500 metros de piscina; esta ha terminado con 51 kms de pie y 5100 metros de piscina (qué casualidad lo de 51 y 5,1). Buenas sensaciones en algunos momentos de la piscina y, sobre todo, buenas sensaciones corriendo: qué bien me han sabido los 15 kms de hoy, bajo la lluvia y con un levante gélido que te quitaba las tonterías. Bueno, creo que no está mal del todo, sobre todo porque, como contaba al principio, 2011 no ha parado de embestir en estos primeros días. Salud.

sábado, 15 de enero de 2011

Yo los he visto: esos locos que corren

En medio de una cuesta de enero que se me está antojando durísima. En medio de semanas tan poco reseñables e inspiradas que no se merecen una entrada de blog. En medio de las dudas que siguen. En medio de todo, viene en mi ayuda este precioso video-texto de un corredor y escritor uruguayo. El video no tiene desperdicio y, si corréis, habéis corrido o estáis pensando en correr, os identificaréis con el 95% de lo que se dice. Emocionante.

martes, 11 de enero de 2011

Se busca objetivo

Las vacaciones de Navidad me han dejado KO. Entre los días en el hospital con mi madre, los días grises y el haber donado sangre el lunes pasado, estoy como si no hubiera tenido ningunas vacaciones. Quienes lean esto dirán que decir eso es tener mucha cara dura. Supongo que tendrán razón -pero bueno, algo hay que poner para ambientar la entrada esta, ¿no?
Tampoco podemos olvidar el asunto 'maratón': el día de Reyes hizo justo un mes que corrí Málaga. Sin duda, existe vida después de un maratón (enlazo un poco con la pregunta que planteaba en la entrada anterior), lo que pasa es que la susodicha vida le va volviendo a uno poco a poco. Sin prisa: así, ir alcanzando la rutina anterior, los kilometrajes semanales anteriores, cuesta. Buena prueba de ello son mis kilometrajes semanales de las últimas semanas: primera semana postmaratón, en blanco; segunda semana, 30 kms; tercera semana, 37 kms; cuarta semana, 49 kms. Así llegamos a la quinta semana, la que terminó el domingo pasado: 48 kms. Va costando llegar a los 50 y tantos kilómetros de crucero que considero mi rutina normal. Y sí, hay que añadir unos cuantos días de piscina, pero nada excesivamente reseñable.
De todos modos, creo que la principal secuela de un maratón es el vacío de objetivos que te deja. El no tener un plan sujeto con imanes en la nevera; el no tener una fecha importante a la vista despistan mucho. La verdad que no será por falta de eventos deportivos (la Media Maratón de Almería, sin ir más lejos), pero no termino de decidirme por nada. Supongo que, de momento, más que grandes eventos y fechas, debo conformarme con objetivos más concretos y relacionados con el día a día. ¿Qué tal meter tres días de piscina como mínimo? ¿Qué tal salir a estrenar el culotte largo y el sensor de cadencia que me trajeron los Reyes? No sé, espero tener todo más claro en unos días -también se admiten sugerencias.

sábado, 1 de enero de 2011

Feliz 2011 -reflexiones vacacionales y otras historias

Aquí va una entrada de urgencia. Una entrada que llevo planeando durante días. Una entrada que se ha hecho de rogar. Una entrada que llevo madurando desde el Maratón de Málaga y que, por unas cosas o por otras, no ha llegado antes. Por no estar madura. Por no tener tiempo. Por no tener Internet ahora mismo. Hoy, tras la comida de Año Nuevo, no podía dejarlo más. Bueno, pues la urgencia es decir alto y claro: Feliz Año 2011. Que los kilómetros y la fuerza nos acompañen.
Las reflexiones las planteo en forma de preguntas, algunas con respuesta obvia y otras sin respuesta definitiva. ¿Existe vida después del Maratón? ¿Será 2011 el año de mi primer sprint? ¿Por qué me he empeñado en usar Saucony cuando las Asics GT2150 son tan estupendas? ¿Por qué se mete la gente que no sabe nadar nada, nada, en las calles rápidas de las piscinas? ¿Será sólo para hacer verdad el refrán ese de que en el país de los ciegos el tuerto es el rey? ¿Por qué nos empeñamos en hacer las cosas más difíciles de lo que son? ¿Por qué nos duele tanto romper los ritos, los planes, los calendarios -por qué me sentí tan desorientado ayer, día 31, al no poder correr la San Silvestre de Getafe? ¿Por qué, aun teniendo a mi madre ingresada en el hospital, no deja uno de pensar en correr o nadar o meditar sobre estos temas?
Bueno dejo el turno de preguntas y actualizo rápidamente: ayer terminó 2010. A mis espaldas, 2630 kms de carrera a pie, una bici de carretera que volverá a rodar por el asfalto en pocos días y que me ha dado mis primeras experiencias en el asfalto, mi segundo maratón. Mi mejor marca en media. Mi mejor marca en 10k. Ilusiones, proyectos y dudas. Muchas dudas. Esto último no es novedad,que soy yo un triatleta en proyecto muy dado a las dudas y a la reflexión. Sin embargo, quizás he terminado el año con la balanza más inclinada hacia el platillo de las dudas: el ver a mis padres tan mayores, tan vulnerables; el pasar la Nochevieja con mi madre ingresada en el hospital (mejorando, pero todavía ahí); el ver tantas escenas de dolor y ruina física en el hospital. Todo eso me ha hecho hacerme la pregunta: ¿merece todo esto la pena? ¿es esto (ya sabéis: correr, nadar, rodar en bici)  tan importante? Aun en un momento difícil, me inclino a pensar que sí. Sí es importante -tiene que serlo: basta recordar lo que me está gustando correr por Polvoranca estos días, esquivando barro o charcos helados, o sorprendido por el olor de la arizónica en la lluvia. Basta recordar la ilusión que me hizo el otro día nadar 100 metros en 1'54''. Basta pensar que aquí seguimos. Triatloneando. Escribiendo. Leyendo. Feliz 2011.